Confesiones de un insecto.
Por Daniel Gonzales Rosales
Fuente: La Primera, Huaraz 22/07/08
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/huaraz/noticia.php?IDnoticia=4909
Yo también quiero hablar. Pues vivo dentro de la casa. Míreme bien, aquí estoy. O tráigase una lupa para ver la perfección de mi anatomía. Claro, sé que lo más admirable son mis patas, estas dos posteriores que me sirven de resortes. La capacidad de salto que me proporciona es como lo dicen ustedes los pensantes, de por lo menos cien veces mi tamaño.
Claro que me enorgullece; pero poco, porque para nosotros es solo un instrumento de escape, pues a veces ustedes pretenden exterminarnos, y violentan nuestra morada (un can o un minino), hurgan entre el pelaje y nos atrapan para luego no sé qué hacer con nosotros. Es en esos instantes que nos valemos de estas bien dotadas patas, la flexionamos debidamente y huimos fuera de vuestra vista. No es que nos guste saltar y saltar…no, pasa que es el mejor medio de fuga, o de arribo a un gordito animal.
Normalmente nos gusta caminar, porque eso de los saltos nos gasta mucho la energía y nosotros no estamos para desgastarla a cada instante.
No saben ustedes lo cansado que es convertir la sangre que ingerimos por nuestra delicada y fina trompa (creo que ustedes se inspiraron en ella para fabricar las agujas inyectables). Bueno, esa sangre roja, roja, es nuestro único alimento. Yo no entiendo por qué quieren exterminarnos, pues según sé todos cumplimos una función en esta tierra, y tampoco estoy de acuerdo con ese nombre genérico que nos han puesto. Cómo que parásitos, si nosotros trabajamos mucho para alimentarnos. En fin, nosotros no nos alarmamos, porque nos reproducimos por miles y esto garantiza nuestra permanencia en este sangridulce planeta. Y bueno, ya estoy cansado de esta charla, y veo que tú llevas sangre tibia y supongo dulce por tus venas y se me ha antojado probar de la tuya. Pero antes: ¿no tendrás SIDA, no?
Boletín semanal
