Por Gonzalo Pajares Cruzado
Fuente: Peru21, Lima 24/09/08
http://peru21.pe/impresa/noticia/solo-comento-libros-que-tienen-algun-interes/2008-09-24/225561
Ricardo González Vigil, desde las aulas de la Universidad Católica, ha sido el guía de varias generaciones de escritores. Y, desde las páginas de la prensa –en especial, del diario El Comercio–, ha sido el guía de varias generaciones de lectores. Poeta, maestro universitario y crítico literario, acaba de publicar Años decisivos de la narrativa peruana (Editorial San Marcos), donde reúne sus artículos sobre los narradores peruanos aparecidos en los años 50 y 60.
Borges escribió que “censurar o alabar son operaciones sentimentales que nada tienen que ver con la crítica”. ¿Está usted de acuerdo?
No. Primero porque Borges no cumplió lo que dijo. Fue un maestro en injuriar, en vituperar los libros que no le gustaban. También fue grande al encomiar textos. Por otra parte, José Martí es más luminoso en este tema. Él decía que la crítica es el ejercicio del criterio. El criterio supone dos tareas: primero, no tiene que quedarse solo en valorar. La crítica debería explicar, interpretar y, si es más académica o elaborada, convertirse en ensayo, en tratado. Segundo, la crítica debe discriminar el grano de la paja: separar, analizar, valorar.
¿Qué hacer con la subjetividad?
Hay que evitarla. También hay que impedir la tendencia a aplaudir aquello que está más cerca de lo que uno piensa que debe ser la literatura. Por ello, creo que el crítico debe aspirar a ser flexible, a tener un conocimiento amplio de la literatura de distintas épocas. Esto nos permite ver que lo que hoy se considera 'literario’ no siempre fue valorado como tal. El riesgo está en hacer de la valoración literaria un ejercicio subjetivo o en pretender imponer una poética.
Es decir, se debe leer un libro desde su propia 'poética’.
Exacto. Y ver en qué medida el autor la cumple o no. Allí debe incidir la valoración: si el escritor es fiel a su propuesta, es probable que el libro sea valioso.
Si la competencia se adquiere por la experiencia, ¿diría que ahora es mejor crítico que hace 35 años, cuando se inició en este oficio?
Más que la cantidad de lecturas, importa la calidad. Lo importante es que uno acumule criterio y capacidad para profundizar. Leer el Quijote o el Ulises resulta más importante que leer cientos de obras menores. El talento del buen crítico suele notarse pronto. Un claro ejemplo es José Carlos Mariátegui, quien supo valorar a Vallejo y a Oquendo de Amat, o a Eguren y a Adán, a pesar de que estos últimos estaban en las antípodas de su ideología. Esta flexibilidad nadie la ha repetido en el Perú.
¿Cuál es la guía literaria del crítico?
Debe tener una sólida formación teórica: literaria, epistemológica, filosófica. Todo esto crea el 'criterio’. Hay gente que lee mucho, pero nunca se convierte en un lector competente. En el caso de mi tarea, es cierto que hay pocos escritores con el talento de Proust. Eso ha pasado siempre. Entonces, en pocos minutos uno puede darse cuenta de si vale la pena leer todo el volumen, si solo basta una lectura en diagonal. Si así sucede, no comento el libro.
¿Para quién escribe sus críticas?
Yo pienso, más que en el autor o en los otros críticos, en el lector. Para los autores no hay críticos buenos… y los críticos viven buscando cómo negar el valor de los demás. Yo escribo pensando en un público que no tiene la competencia teórica o las lecturas que uno tiene. Quiero hacer pedagogía. Por eso, solo comento lo libros que tienen algún interés. No escojo un libro malo para decir que es malo.
Entonces, es mentira esta frase: “González Vigil nunca habla mal de nadie”.
Mi silencio es expresivo. En mi ejercicio de crítica periodística, creo que nunca he escogido un texto para decir que tiene más defectos que méritos. Mi razonamiento es el siguiente: “Hay más libros interesantes que semanas en el año”. Para qué ensañarse con un libro que es malo, que no funciona.