Antonio Gálvez Ronceros
El rescate de una voz El rescate de una voz

Por Raúl Mendoza
Fuente: La República, Lima 02/01/11
http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20110102/24/node/315137/todos/1558

Acaba de aparecer una reedición de Los ermitaños, el primer libro de cuentos de Antonio Gálvez Ronceros (Chincha, 1932), quizá el escritor peruano que mejor ha retratado el mundo de los campesinos mestizos y negros de la costa peruana. A propósito de ello conversamos con el autor iqueño, un hombre serio que escribe con humor y que ahora anda ocupado en culminar un volumen de cuentos y dos novelas.

El secreto de la escritura de Antonio Gálvez Ronceros ha consistido en saber escuchar. Creció en Chincha y pudo captar de primera mano el habla ingeniosa y divertida de los campesinos costeños, cholos y negros, del sur chico peruano. Así perfiló un estilo personal y reconocible desde Los ermitaños, su primer libro. Es acaso el mayor exponente de la oralidad en la literatura peruana, pero no solo eso: es un maestro del cuento. No se pueden leer sus historias sin quedar atrapado por su tono alegre y envolvente.

“Quiero mostrar un mundo de mucha riqueza conceptual, humorística, con personajes sencillos y humildes. Es gente no ilustrada, que pone en juego la imaginación cuando trata de comunicarse. Y ello los conduce, en vista de que no tienen un rico vocabulario, a imaginar formas ingeniosas de expresión: la comparación, la metáfora, la exageración. Muchas veces, dependiendo del tono con que se concibe la historia, surge el humor”, cuenta el escritor. Ese lenguaje popular, hecho de imágenes, ha sido siempre la materia prima para sus historias.

Quizá por eso su primer libro, Los ermitaños, publicado en 1962, todavía convoca el interés de los lectores y ha vuelto a aparecer –hace unas semanas– en reedición de Peisa. “Aunque retrate a personajes campesinos y ambientes de provincia, el libro mantiene su vigencia porque las formas de encarar la escritura están dentro de la narrativa contemporánea”, señala. Casi medio siglo después de haber sido escritos, los siete relatos del libro todavía nos conmueven o nos hacen sonreír. La narración no ha envejecido.

El cuento Joche, el más largo del volumen, le costó varios años porque no hallaba el final. Tuvo que venirse a Lima para concluirlo. Los demás relatos fueron saliendo de a pocos. En ellos los escenarios pueden ser realistas, pero hay mucho espacio para la ficción: en El animal está en casa, le da voz a un perro. En El desaparecido, a un hombre se lo lleva el maligno. Y en La cena, a un tipo abusivo le ofrecen un banquete con ratas. El escritor llegó a Lima a principios de los años sesenta. Primero estudió Educación en la universidad La Cantuta y luego Literatura en San Marcos.

Escribir en negro

Más tarde retrataría el mundo afroperuano con su segundo libro de relatos y el que lo consagró: Monólogo desde las tinieblas (1975). Ahí recoge el habla negra de las haciendas iqueñas. “No es que haya registrado su modo de hablar con una grabadora como los lingüistas. Yo crecí en ese mundo y creo conocer al negro campesino. Ese conocimiento me basta para, con la imaginación, generar frases que estén muy en caja con la modalidad en que ellos hablan. No se trata solo de escucharlos sino de degustar su lenguaje, paladearlo, sorprendernos con su ingenio”, explica.

En este libro el humor es una presencia constante. Algunos relatos evidencian la precisión con que Gálvez Ronceros puede registrar una escena, una visión del mundo, una forma de encarar la vida, y todo con frases de español afroperuano. El cuento Ya ta’ dicho, por ejemplo, nos hace reír pero también reflexionar sobre el sentimiento de una comunidad marginada cuando está frente a la autoridad. En Etoy ronca, en cambio, se impone la gracia de la situación y del lenguaje. Aquí el fragmento final:


Al llegar donde el camino trazaba una curva prolongada, la negra volvió a hablar:

–Compaire, uté me quiede tumbá.

Entonces el negro la miró y dijo:

–Comairita, si yo la tumbo en ete camino, ¿uté grita?

–No, compaire, poque hata ronca etoy.



Ese es el tono, entre zumbón y festivo, de muchos de los cuentos de Monólogo desde las tinieblas, un clásico de las letras peruanas. Uno puede reírse a carcajadas, por ejemplo, con el cuento Rezador o Miera, o reflexionar con la filosofía de Monólogo para Jutito. Para muchos críticos, con sus dos primeros libros Antonio Gálvez Ronceros ya tenía un puesto asegurado entre nuestros cuentistas mayores. El escritor Miguel Gutiérrez en su libro La Generación del 50: un mundo dividido señala que “Gálvez Ronceros no solo es un buen narrador de historias, sino que, después de Ribeyro, es el más notable cuentista de la Generación del 50”.

A pesar de ello, los libros del escritor iqueño no han  tenido el éxito de otros autores. Incluso Monólogo... no es una obra que esté en la lista de libros ‘pirateables’. “Varios editores tenían el temor de que eso ocurriera, pero no ha pasado. Si los libros pirata son un síntoma del éxito de un autor, yo no sería de los exitosos”, dice el escritor iqueño. Recuerda que durante la época de Alfonso Barrantes su libro salió en edición de Munilibros a precio muy rebajado y quizá los ‘piratas’ pensaron que nunca podrían venderlo más barato y se desinteresaron de él.

Últimos proyectos

Con el tiempo, Antonio Gálvez Ronceros ha escrito dos libros de cuentos más: Historias para reunir a los hombres y Cuaderno de agravios y lamentaciones, de tono más urbano. Si bien la oralidad ya no está tan presente en estos libros, el humor y los personajes que luchan contra una realidad que pretende avasallarlos continúa en sus relatos. “Cuaderno de agravios... es un libro contra el poder, pero no necesariamente político. Habla del poder que ejercen, por ejemplo, un director de escuela en su entorno o el cobrador de un vehículo de transporte público contra un pobre hombre que no tiene para pagar el pasaje”.

En los últimos años también ha incursionado en la novela, aunque el cuento lo emociona más porque la síntesis que exige se acomoda mejor a su temperamento. “Tengo un libro de relatos casi terminado y dos novelas en proceso, una más avanzada que la otra. La primera novela se va a llamar ‘Perro con poeta en la taberna’, que es un largo diálogo entre un perro y un artista de la palabra, y la segunda tendrá de nombre ‘Marleni era el prostíbulo’, la historia de una joven que es la máxima atracción de un burdel de provincia pero que se aleja del oficio cuando un cliente se le muere encima. No digo más”, precisa.

En eso ha estado Antonio Gálvez Ronceros en los últimos tiempos. Y ya no quiere más proyectos. “Ya no soy joven y el tiempo a veces no alcanza para acabar lo empezado. Esos tres libros serán las únicas cosas que escriba de aquí en adelante”. La atmósfera, como es de esperar, será provinciana y el tono será festivo. Por ahora la reedición de Los ermitaños, el libro con el que redondeó un magnífico debut literario, lo ha puesto otra vez en la noticia. Es el justo rescate de una obra que nos abrió las puertas de un mundo desconocido y lo puso para siempre cerca de nosotros.

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