Por Enrique Sánchez Hernani
Fuente: Domingo 23 de Enero del 2011
http://elcomercio.pe/impresa/notas/paisajes-narrador/20110123/702538
Dibujos del autor. Con su lápiz Antonio Gálvez Ronceros ha inmortalizado paisajes y escenas rurales chinchanas que han empezado a desaparecer.
¿Empezaste a dibujar en tus inicios como escritor?
No. Fue cuando sentí la necesidad de ponerle a “Monólogo desde las tinieblas” (1975) dibujos míos. Tomé algunos apuntes en Chincha y luego los trabajé en casa. No soy un dibujante profesional, pero me gusta el dibujo.
¿Habías dibujado antes?
En la secundaria hice varias tareas de dibujo y pintura, yo tenía entendido que debía ir a la Escuela de Bellas Artes. Pero alguien se opuso en casa y tuve que obedecer.
Pero seguiste cultivando el dibujo…
De vez en cuando. Algunos los hacía de frente, a pluma y tinta china, y otros han merecido antes un trazo con lápiz. En otros casos he usado bolígrafo de color negro. Con todo he dibujado.
En la primera reedición de “Los ermitaños” también aparecen tus dibujos…
Cuando se reeditó en 1987, el poeta Jorge Eslava de la editorial Colmillo Blanco, me pidió que lo ilustrase. Me fui a Chincha a tomar unos apuntes y luego los trabajé en Lima. Desde entonces ese libro aparece con mis dibujos.
En Chincha, ¿qué opinan de tus cuentos y dibujos?
Percibo que cierta cantidad de personas los ha leído. En una que otra reunión, personas que acabo de conocer recuerdan algunos de mis cuentos, citando las partes que le parecían más divertidas o interesantes. También han comentado mis dibujos.
Cuando empezaste a escribir sobre lo afro ¿temiste ser encasillado como costumbrista?
No. En el arte, el asunto esencial es el tratamiento. Que el costumbrismo haya privilegiado los ambientes regionales no significa que si se toman esos mismos ambientes sea costumbrismo. Si hay una visión moderna de las técnicas narrativas, la obra no podrá catalogarse como costumbrista.
¿De dónde partiste para esa parte de tu obra?
De algunas tradiciones orales de mi entorno. Hay, por ejemplo, una historia sobre un pacto con el diablo que menciona incluso el nombre de un personaje real que vivió a principios del siglo pasado en Chincha. Se dice que cuando murió y lo estaban velando, se apagaron las luces y cuando la gente se acerca al cadáver este había desaparecido. Esa historia se ha contado siempre en términos folclóricos, pero convertirlo en un cuento fue otra cosa. Entraron en juego estrategias literarias, de lenguaje y cierto final revelador. Esa es la diferencia con la leyenda, con la oralidad.
¿Cómo nace la idea de incorporar en tus cuentos el habla de los afroperuanos de Chincha?
Ocurrieron varias cosas. Tuve oído para escuchar las expresiones utilizadas por los campesinos. Hubo un amor inmenso por captar ciertas expresiones producto de la imaginación de las personas menos ilustradas. Eso fue clave. Me ayudó mucho ser lector de la literatura moderna.
¿De qué autores?
Esencialmente, el mexicano Juan Rulfo. Otros autores equivocaron el camino usando vocablos muy locales que cerraban la comunicación con el lector.
¿En qué época escribiste esos cuentos?
Cuando estudiaba en La Cantuta para profesor. Al graduarme fui a trabajar dos años a Chincha. Regresé a Lima y trabé amistad con otros escritores en el bar El Palermo de la avenida La Colmena: Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez, Gregorio Martínez y Eleodoro Vargas Vicuña, que era de una generación anterior.
¿Estás escribiendo ahora?
Trato de terminar tres libros, uno de cuentos y dos novelas. Una de las novelas es “Perro con poeta en la taberna”, un diálogo entre un perro y un poeta, en una madrugada que dura bastante. Trata de los problemas existenciales de los artistas, sobre todo de los poetas y es probable que algunos se reconozcan.
Facetas
Antonio Gálvez Ronceros (El Carmen, Chincha, 1932) es autor de notables libros de narrativa como: “Los ermitaños”, “Monólogo desde las tinieblas” –con historias protagonizadas por afroperuanos de El Carmen-; “Historias para reunir a los hombres” y “Aventuras con el candor”. Gálvez Ronceros es también un consumado dibujante.