Por Pedro Escribano
Fuente: La República, Lima 10/08/11
http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20110810/32/node/374996/todos/11
González Viaña habla sobre su libro El veneno de la Libertad. Escritor acaba de publicar una selección de sus textos de Correo de Salem, crónicas diversas.
Hace dieciocho años, Eduardo González Viaña escribe desde Oregon, Estados Unidos, el Correo de Salem, crónicas que difunde en diarios y revista hispanoamericanos. En realidad, se tratan de hojas sueltas en las que el escritor peruano, con prosa hilada y rápida, reflexiona, recuerda o traza semblanzas sobre hechos y personas. Acaba de publicar una antología de sus textos con el título El veneno de la libertad (Ed, Bruño), en donde el tema más caliente sin duda es el de la inmigración.
–¿El veneno de la libertad? El título suena bastante peligroso.
–Y lo es. Es el título de uno de los textos del libro. La palabra “veneno” viene de Venus, la diosa del amor. Las pociones mágicas para hacerse querer se llamaban en Roma “venenum”. A veces, la mujer ansiosa de cariño deseaba un efecto inmediato y mezclaba el vino con demasiado “venenum”. Entonces, el hombre buscado caía fulminado a sus pies, pero no seducido, sino muerto por exceso de amor.
A través de la historia, millones de personas han sido encarceladas, torturadas, decapitadas y quemadas vivas por parte de asesinos generosos que solo querían darles un “poquito” de amor. José Stalin y Adolf Hitler, los torturadores de Abu Ghraib, los asesinos en las guerras sucias en Argentina, Chile y el Perú son algunos ejemplos. Todo ello se hizo en nombre de la democracia, de la libertad o del amor… De eso trata ese texto.
–Antonio Melis dice que Los correos de Salem son tan comprometidos como algunas páginas de González Prada. ¿Cómo te nació la idea de escribirlos?
–Los comencé a escribir por nostalgia, por gana de escribir una carta a mis paisanos. Llevo más de veinte años trabajando en universidades norteamericanas. Comencé en Berkeley y desde hace 18 años soy catedrático en Oregon. La nostalgia hace que a veces me quiera ir de regreso al sur con las aves migratorias.
–¿Y el tema de los correos?
–El primero fue Estados Unidos y los norteamericanos. ¿En qué se diferencian los republicanos de los demócratas? ¿Qué comen? ¿De qué forma votan? ¿Cómo se imaginan a América Latina? ¿Qué ropa se ponen cuando van a la iglesia? ¿Por qué bailan solos?
– ¿Por qué los norteamericanos?
–Cuando uno recibe un favor, debe devolverlo. Nuestros países son crónicamente visitados por antropólogos, sociólogos, profesores de literatura y misioneros que no se cansan de hacernos preguntas o de tomar fotos a nuestras viviendas y averiguar cuántas personas integran las tribus en las que supuestamente vivimos. Mis correos responden esas mismas preguntas, pero respecto de los gringos. Favor con favor se paga.
–La inmigración es el tema de tus libros más recientes. ¿Describes ese tema en El veneno de la libertad?
–Por supuesto, pero no me limito a describirlo. Tomo partido y, como siempre en mi vida, estoy del lado de los perseguidos, de los discriminados, de los hombres que algún día tendrán papeles legales y conquistarán el derecho a ser felices.
–Está en Lima de vacaciones fructíferas: ha presentado dos libros.
–Tres, en realidad. Además de este libro, presenté en la feria la novela El amor de Carmela me va a matar, editorial de la U. Ricardo Palma. Antes habían aparecido dos capítulos de esta novela que tiene treinta y uno… En Cajamarca voy a presentar el conjunto de cuentos Varias mujeres y un fantasma, editado por la Universidad Urrello, UPAGU.
El dato
El autor. Nació en Chepén, 1941. Escritor y periodista. Ha publicado Identificación de David, Habla, Sarita Colonia viene volando, El corrido de Dante y Vallejo en los infiernos. Acaba de recibir el doctorado honoris causa de las universidades San Pedro de Chimbote, Urrello de Cajamarca, Universidad Nacional de Trujillo.