Por Gonzalo Pajares Cruzado
Fuente: Peru21, Lima 18/10/07
Roland Forgues es uno de los más importantes peruanistas que hay en el mundo. Este francés seducido por Arguedas ha dedicado su vida a entender a los peruanos y a su cultura.
En ese camino, también nos ha ayudado a conocernos. Vino a Lima a recibir el doctorado Honoris Causa de la Universidad Ricardo Palma. Además, presentó su libro Cantar del golondrino, un testimonio de la vida del poeta y luchador social trujillano Leoncio Bueno.
¿Cómo nace su interés por el Perú?
Cuando era un estudiante universitario, leí por primera vez Los ríos profundos, de José María Arguedas. La novela me impactó tanto que me llevó a todos los libros de Arguedas y, luego, a hacer mi tesis doctoral sobre él. Ah, antes había leído los 7 ensayos..., de José Carlos Mariátegui. Era 1967, 1968, una época agitada.
¿En esos días era común el interés de los franceses por Latinoamérica?
No, como tampoco lo es en estos días. Es más, en aquella época eran pocas las universidades que tenían programas sobre América Latina.
¿Qué le atrajo de Arguedas?
Absolutamente todo. Su lirismo, su prosa, su retrato del Perú, etcétera. Pero, más, el trauma que sentí en Los ríos profundos, un trauma que no era del protagonista sino de Arguedas.
¿Cuándo conoció el Perú?
En 1979. Decidí confrontar la realidad del Perú con la que había encontrado en los libros de Arguedas. Es decir, enfrentar la ficción con la realidad. Mi tesis doctoral se llamó Del pensamiento dialéctico al pensamiento trágico. Historia de una utopía. Allí muestro cómo, en un principio, Arguedas cree en la posibilidad de cambiar la sociedad peruana; en que se puede resolver, a través del mestizaje, la contradicción entre el mundo quechua y el de los blancos. Ideas que abandona luego de Todas las sangres.
¿El Perú que encontró era el de José María Arguedas?
No. No correspondía con sus textos. Sin embargo, yo no solo había leído a Arguedas. Conocía muy bien, a través de otros autores, la historia del Perú. Arguedas había creado una utopía.
Sus intereses académicos peruanos no solo se han circunscrito a Arguedas.
Así es. Desde un inicio me propuse estudiar la cultura y la literatura del Perú y de América Latina. Mis libros dan cuenta de este interés. Para mí, los grandes creadores peruanos son Vallejo en poesía, Arguedas en narrativa y Mariátegui en ensayo. Tengo ensayos específicos sobre estos autores.
¿El Perú es un país de poetas?
Sí. En América Latina hay grandes poetas, pero son personalidades aisladas. En cambio, el Perú tiene una tradición poética que antecede a Vallejo y que, luego, continúa. Por ejemplo, Martín Adán, un gran poeta. Sin duda, la mejor poesía latinoamericana -la más nutrida- es la peruana.
¿Y cómo estamos a nivel mundial?
No conozco muy bien la creación poética de otros lugares. Recordemos que la poesía es una actividad casi clandestina. Hoy, hablar de poesía es como especular sobre algo irreal, sobre algo del pasado. Sin embargo, la tradición poética peruana se mantiene... y muy bien.
Usted se dio el trabajo de entrevistar a casi todos los escritores peruanos para su serie Palabra viva.
A los más importantes. Es un trabajo que debería ser continuado. Lo importante de esa serie es que, al haber recogido la voz de los escritores, es un valioso documento de trabajo para los investigadores, sobre todo, jóvenes.
También ha estudiado a Ribeyro.
Ribeyro fue mi gran amigo. Sobre él publiqué, el año pasado, Los manantiales. Ribeyro, en casa, tenía para él una copa que parecía un cáliz. Yo interpreto esto como una sobreprotección paterna.
¿Vargas Llosa merece el Nobel?
Sin duda. Y esto lo digo siempre.