Enrique Congrains Martin

Por Giovanna Pollarolo
Fuente: Peru21, Lima 11/07/09
http://peru21.pe/impresa/noticia/enrique-congrains-martin/2009-07-11/251212

Estaba aún en el colegio cuando leí No una sino muchas muertes. Por entonces, esta primera novela de Enrique Congrains Martin (Lima, 1932) no se estudiaba en el curso de Literatura Peruana, tal vez porque mostraba un mundo demasiado sórdido 'no apto para menores’, en el que la violencia era una suerte de motor que estructuraba los acontecimientos y las relaciones de los personajes. Aún recuerdo la impresión que me dejó su lectura. Quizá porque por primera vez me enfrentaba al universo de la pobreza, la injusticia y el abuso narrado desde la marginalidad; quizá porque por primera vez los buenos no eran totalmente buenos ni los malos, malos. Los cuentos de hadas con su final feliz se habían terminado; las historias habían dejado de ocurrir en lugares lejanos, en 'el país del nunca jamás’: No una sino muchas muertes contaba una historia que ocurría en Lima y, aunque yo vivía en Tacna, Lima no estaba tan lejos.

Esa primera impresión pudo haber sido resultado de una lectura ingenua, pensé años después: la de una adolescente inexperta e impresionable que conocía poco o nada de la literatura peruana contemporánea. Pero, cuando ya adulta volví a No una sino muchas muertes, me asaltó otra vez esa primera impresión como una nueva revelación, como si fueran inéditas la sordidez y la violencia, la fuerza demencial de los personajes, la crueldad, la vida en la ciudad. Nadie ha escrito tan bien sobre el mal –más, mucho más allá de la denuncia social– como lo ha hecho Congrains. No queda ninguna duda de que esa, su primera y única novela durante los siguientes 50 años, es una de las obras clave de nuestra literatura, aunque la crítica y los estudios literarios no le hayan hecho justicia; aunque Enrique Congrains no haya formado parte del 'boom’ latinoamericano ni haya vivido como un 'escritor profesional’.