Por Camilo H. Sánchez Serruto
Fuente: Los Andes, Puno 13/12/09
http://www.losandes.com.pe/Cultural/20091213/30873.html
Carlos Calderón Fajardo (Juliaca, 1946), es sociólogo de profesión. Y nos visitó para la I Bienal de Arte en Lampa, donde fue galardonado con la Medalla “Víctor Humareda” otorgada por la Municipalidad de Lampa. Ha publicado cuentos y novelas, además de trabajos de su especialidad en varias revistas académicas y en diarios de circulación nacional.
Carlos, has estado mucho tiempo alejado de Puno. Háblanos de tus orígenes.
Bueno te cuento que yo soy juliaqueño de nacimiento. Fui engendrado en Puno y aprendí a caminar acá. Según los estudios realizados últimos de la neurología y la psicología, los tres o dos primeros años, incluso cuando uno está en el vientre materno son claves para tu vida posterior. Soy puneño y además me siento puneño.
Carlos Calderón Fajardo, es prácticamente un desconocido para todos nosotros.
Sí pues, de alguna manera. Aunque no tanto porque acabo de ver que me sacaron un número especial en Los Andes, y ahora me han dado la medalla “Víctor Humareda” que se dará cada año a una personalidad del campo de la cultura puneña. Y este año me la dieron a mí por mi trayectoria como narrador. Entonces no soy tan desconocido como dices. Han podido dársela a Edgar Valcárcel, Feliciano, Jorge y tantos escritores puneños.
Siendo un escritor con más de diez títulos y una trayectoria que ha recorrido mundo, ¿cómo es que te sientes en tu tierra?
Feliz y contento con tanto reconocimiento. Tengo 12 libros publicados. Fui finalista del Tusquets, gané en Lima todos los premios habidos por haber. Pero también soy un desconocido en el Perú, y no sólo en Puno, sino también de esos escritores que se llaman de culto. La gente que sabe de literatura me estima, me aprecia, especialmente los jóvenes pero el gran público no me conoce. Tampoco me ha interesado mucho hacerme conocido.
Eres una especie de un Rubén Fonseca que no le agrada mucho la publicidad.
Algo así. Pero te digo que las cosas terminan cayendo por su propio peso. He tratado de escribir lo mejor que he podido, y lo más sinceramente. Y he podido llegar donde hoy me encuentro.
¿Cuánto tiempo en este maravilloso ejercicio de ser artesano de la palabra?
He escrito durante 40 años. Y he construido todo un mundo literario y creo que sí soy reconocido en mi país. Y lo bueno es que soy reconocido por todo el mundo. Es decir, salgo en la revista Somos y en la Primera, todos con artículos elogiosos. Y ahora esta medalla. Creo que a pesar de no ser famoso ha llegado el momento de que soy un escritor reconocido. Y las últimas energías que me quedan, y no creo que me queden muchas, quiero dedicárselas a Puno.
¿Por qué nos dices eso, así con tanta convicción, Carlos?
Porque de viejo me he dado cuenta de las cosas importantes.
¿Estarás más presente que nunca?
Así es. En Lima o en otro lugar no me necesitan. En Lima existen cincuenta mil escritores. Aquí si me podrían necesitar. Colaborar con la gente de acá. Para que Puno deje de ser un territorio ninguneado. Siendo un lugar de gran producción e inspiración espiritual y cultural.
En el altiplano: cuna de los orígenes.
Claro de aquí salieron los fundadores del imperio inca, Churata, el más vanguardista de los escritores Oquendo de Amat, el grupo Orkopata, Emilio Romero. De aquí salieron muchísimos valores. Y al parecer no existimos para Lima, y eso me parece que hay que revertirlo.
Carlos, dónde está el secreto, si es que existe, para otorgarle a tus libros y cuentos títulos tan precisos.
Bueno no lo sé. A lo mejor soy un buen titulero. Por ejemplo Ciro, independientemente de que su novela sea buena o mala, llamar una novela: El Mundo es Ancho y Ajeno con eso ganó todo o Cien años de soledad.
¿Y nuestro peruanísimo Vargas Llosa es buen titulero?
Vargas Llosa no es gran titulero. Pueda que sus novelas sean interesantes. Es un gran ingeniero, un gran arquitecto. Arguedas también fue un gran titulero.
¿Coméntanos cómo trabajas tus títulos?
No lo sé. Se te ocurre de pronto, piensas en la totalidad. Claro que voy desechando títulos.
¿Qué proyectos literarios en estos momentos Carlos, que te han alejado de la escritura por breves días?
Estoy escribiendo una novela andina. Es la historia de mi bisabuelo ayacuchano, desciendo de una familia de ayacuchanos, que se le da por fabricar en porcelana que sea andina. Viaja por Huamanga para dedicarse a la porcelana, y en Cusco donde puede tener más posibilidades sufre reveses como en todas las ciudades a las que llega.
¿Ya tiene título esta novela?
Se llamará “El maestro de la porcelana”.
El apellido Fajardo, ¿ tiene que ver algo con el nombre de la provincia ayacuchana Víctor Fajardo?
Mi familia Fajardo es huamanguina. Yo soy bisnieto del coronel Víctor Fajardo. Toda la familia de mi madre es cusqueña. Entonces como te explico: “El maestro de la porcelana” es la historia de mi bisabuelo que infructuosamente se dedica la porcelana en estas ciudades, y como verás esta actividad no es la expresión de la cerámica andina. Finalmente llega a Puno. Y todo esto está ligado a mis viejos orígenes huamanguinos. A mi madre que era cusqueña, y yo que soy puneño. Entonces sería la deuda que tengo con mi vida, con la literatura que es escribir una novela andina. El mundo sur andino que tiene muchos matices. Claro que yo apuesto obviamente por Puno. Aquí es donde he nacido.
Creo que es un poco chauvinista preguntarte si realmente te sientes puneño. Además ya lo aclaraste perfectamente.
Lo que siempre me ha pasado cuando yo he escrito los doce libros y los he presentado hasta en el extranjero, y siempre he aparecido como escritor juliaqueño, nacido en Puno. Pero no nunca he dicho Perú o Lima. No. No. Cuando camino por Ayacucho la gente me saluda cordialmente. Pero cuando camino por Puno me pasa algo diferente, siento que he vivido toda mi vida acá. Que este es mi hábitat.
¿Puno te está llamando Carlos para hacer la gran novela andina contemporánea?
La tierra me está llamando. Probablemente me voy a la tierra. Como el toro al momento de morir, regresa a la querencia. Tengo la necesidad de venir acá. Obviamente no voy a vivir aquí. Vendré por lo menos dos veces al año. Quiero venir, hacer talleres de narrativa, dar conferencias y ayudar en todo lo que se pueda dar a la literatura y cultura puneña.
¿Dónde te sientes mejor Carlos, en el cuento o en la novela?
No tengo preferencia pero tanto en el cuento como la novela el disfrute es pleno.
Sin embargo, eres más prolífico en el cuento.
Sí. Escribí más cuento. Acaba de publicarse mi libro de cuentos “Antología íntima. 40 años de historias”.
La construcción de un cuento requiere de pocos elementos básicos...
Me es más fácil escribir cuento, eso sí. A pesar de que es un género muy, muy difícil.
¿En cuanto a la novela?
La novela me sale cuando todo un mundo me habita. Ahí sale completa. Antes es imposible. Cuando todo un mundo de muchas cosas que no puedes meterlas en un pequeño cuento, necesitan amplia extensión. Y a mi me habita el mundo andino desde mucho antes de que naciera desde mis ancestros.
¿Entonces “El maestro de la porcelana” está habitado completamente?
Cierto. Entonces siento que mis raíces se remontan a muy antiguo. No tengo abuelos italianos, españoles. Mis ancestros tienen lugar en el mundo andino.
¿Crees que esos son tus “Fantasmas nostálgicos”?
Puede que sea así. Pueda que los fantasmas nostálgicos, sean o son mis fantasmas como creadores estén acá, llamándome.
¿El fantasma nostálgico es el título de un libro, creo que fue ganador en un concurso?
No. Fue finalista en el 2006 del Premio Tusquets de novela en España. Que me prometieron publicarla el año entrante.
Carlos, ¿por qué no tenemos tus libros en el Perú?
Primero porque la distribución de libros en el Perú es muy mala. Y en Puno peor. No tenemos una librería. Ahora que estaré con más frecuencia llegarán mis libros que yo mismo los traeré. Y si quiero que me lean que sea por mis paisanos.
Desde ahora me confieso un lector tuyo, a pesar de haber leído muy poco de tu obra, y sólo algunos cuentos que confieso me agradan mucho, y como te dije tus títulos.
Gracias. Si pues, a mi también me gustan mucho. La novela tiene que ver con la ingeniería, mientras que el cuento tiene que ser más artesanal, más artística, de trabajo en el detalle.
Carlos, no somos profetas en nuestra tierra.
Si pues. Que podemos hacer. Pero no por eso debemos negar a nuestra tierra. Uno cuando nace en algún lugar queda marcado para siempre. Y vinculado para toda la vida. Y más aun cuando has nacido en este mundo andino del lago, del altiplano a más de 4 mil metros. Naces aquí, aprendes a caminar aquí, te ha marcado para siempre. Imposible que tu imaginario, tus sentimientos no se hayan marcado.
Carlos Calderón Fajardo, el nuevo amigo, el escritor, esperamos que esta charla se prolongue en algún momento sobre tus libros y tus temas.
Por cierto. Agradezco a ustedes a pesar de no tener la trayectoria de Feliciano o de Jorge me consideren y sientan cercanos a mí eso me reconforta como escritor, como persona.
Gracias Carlos por volver y por tenerte acá.
Nuevamente gracias a ustedes.