Por Carlos Acevedo
Fuente: Lima, 30 mayo 2006
El bosque de Almonacid tiene un espíritu poco común en la imaginería peruana, en general, más allá de la literatura. Es optimista. Ello es raro, en un medio en el que predomina la depresión en las expresiones sociales y culturales. Por sobre las anécdotas presentadas en sus textos, y el carácter individual de sus personajes, se percibe una conciliación con las nuevas formas que adquiere la sociedad peruana. Podríamos decir que es un costumbrista de una sociedad en formación, en la que va identificando prototipos sociales tanto en la configuración y elección de sus personajes, como, en particular, la exposición de sus circunstancias. Es particular el futuro, no descrito, pero insinuado, de sus personajes, que evocan, en algunos casos al Charlot de inicios del cine, alejándose de la audiencia , hacia el horizonte, en un guiño de aliento a persistir en la lucha cotidiana.
Se puede afirmar que Zorrilla ha tomado partido en la exposición de la sociedad andina y formula una elegía a la misma, en su nueva versión, que ancla sus raíces en la sociedad tradicional, pero que emerge con nuevos valores, nuevos códigos éticos y, en particular, insisto, con un optimismo propio de los sectores emergentes de las sociedades, a lo cual no estamos acostumbrados.
Algunas preguntas se desprenden de esta lectura:
¿Es su lectura de la sociedad peruana tan optimista como se desprende de este texto, o es solo el premeditado agrupamiento, por afinidad, de los mismos el que crea dicha sensación?
En el encuentro entre modernidad y tradición, Ande y occidente, siempre encuentra una salida conciliada. Este encuentro está conformando una nueva matriz en la que se tejen nuevas relaciones que él identifica e ilustra, pero sus anécdotas parecen referirse a conciencias permeables al cambio y no muestran, con la misma fuerza, el impacto violento en los sectores que resisten el cambio. O en aquellos que sufren el lado negativo del mismo. ¿Es premeditada esa presentación en clave de moraleja de sus narraciones? Pareciera dirigirse a un público juvenil, en ese aspecto. No es que sea negativo, solo queda la curiosidad por saber si busca dejar una lección, lo que determina el curso y tono de sus narraciones.