Selenco Vega Jácome
Selenco Vega: Selenco Vega: "Cuando la Historia cierra los ojos, la Literatura los abre"

Por Pedro Escribano
Fuente: La República, Lima 07/04/07

El poeta y narrador Selenco Vega, sin dejar la lira, ha ido tras la figura del Inca Garcilaso de la Vega cuando éste participó en una batalla contra los moros. Y escribió un cuento. Con ese relato, El mestizo de Las Alpujarras, acaba de ganar el trofeo Copé de Oro en el Premio de Cuento 2006 que convoca Petroperú.

El cuento narra la historia del Inca Garcilaso en Las Alpujarras, la sierra de Granada, España, cuando fue a pelear en defensa del rey Felipe II ante la última sublevación morisca. Para Selenco este es un episodio absolutamente oscuro en la vida del autor de Comentarios reales porque, afirma, "no hay registro de lo que vivió o lo que pasó allí".

"Lo que sucede –dice Selenco– es que cuando la Historia cierra los ojos, la Literatura los abre y empieza a fabular".

"Garcilaso de la Vega en esa guerra se apuntó como un voluntario. Vamos a decirlo, es como un intento, entre otras cosas, de cubrirse de gloria, de convertirse en un soldado español", explica el escritor.

Pero no solo eso. Selenco intenta escarbar el mundo subjetivo de Garcilaso. Y más que abordar la biografía, busca acercarse a los conflictos que vivía el Inca en esa guerra por su condición de mestizo.

"Desde que yo supe esta incursión de Garcilaso –explica Selenco–, yo me pregunté si debido a su condición de mestizo –por la línea maternal, él venía de una civilización que había sido derrotada por los españoles–, me pregunté si pese a lo que él imaginaba que había ocurrido en Las Alpujarras, no hubo un momento en que él se sintiera identificado con la suerte de los moros.Los moros, como los hombres y mujeres de la cultura andina, eran subyugados por los españoles".

Y luego Vega se pregunta: ¿Habrá sido fácil para Garcilaso matar moros, defendiendo a los españoles? ¿No habría algún rasgo de identificación con esa gente?
 

–Con el título, El mestizo de Las Alpujarras, ya enfatizas ese aspecto.
–Exacto. Claro, y cómo te comportas tú allí, cómo te comportas frente a gente que se parece a tu gente. Max Hernández en Memorias del bien perdido, toca de manera muy tangencial estos puntos. Posiblemente al leer este libro hayan surgido en mí motivaciones que desembocaron en este cuento. Por supuesto que también las conversaciones con profesores en San Marcos, entre ellos Pablo Guevara.

–Tu cuento es de carácter histórico.
–Claro, he tenido que investigar. Tuve la suerte de trabajar en la Universidad de Lima y pude utilizar la biblioteca y allí encontré libros que me sirvieron mucho, entre ellos, la biografía sobre Garcilaso de Aurelio Miró Quesada, el libro de Max Hernández y Poderes secretos, de Miguel Gutiérrez.

–Tú eres poeta y narrador. ¿Con qué tono lo has escrito?
–Me han dicho que el tono es épico. Un Garcilaso marchando hacia el momento de la verdad. Pero allí, en ese clima épico, hay pasajes poéticos, aunque siempre cercano a la poética de la épica. Hay pasajes en el cuento donde coloco como una especie de micrófono en el cerebro de Garcilaso, porque hay partes muy líricas en el sentido en que hay una voz que reta a Garcilaso a descubrir sus motivaciones más íntimas, más conflictivas.

–Una voz interior, no un monólogo interior...
–Exacto. Una voz interior que no llega a ser monólogo interior.

Por otro sendero

–Mientras que hay un auge de la narrativa urbana y sus ingredientes, tú has ido por la ribera de la Historia.

–Creo que un escritor responde a una necesidad muy íntima. En primer lugar, no estoy de acuerdo con que la literatura sea presionada por el sistema, el mercado. Creo que un escritor debe escribir sobre aquellas obsesiones que lo marcan. Yo me he dado cuenta que tanto en poesía como en mi narrativa una obsesión que siempre ha estado presente es el lado andino que tengo. Desde niño he vivido en medio de elementos que tienen que ver con la visión andina de la vida en el Perú.

No gritar el nombre

–Por esta confesión te van a llamar escritor andino, en oposición de los criollos.

–No quiero saber nada de esa polémica que en realidad me pareció absurda. Cosas como esas marcan mi alejamiento, pues evito la escena. En verdad me parece una pérdida de tiempo. El escritor lo que debe hacer es procurar escribir. Ahora veo que existen muchos blogs de escritores que tienen muchos deseos de que su nombre aparezca lo más posible en las páginas web, en los periódicos y comienzan a organizar debates y rencillas sin sentido. Lo que queda del escritor es su obra.

–Reparo en ti un perfil bajo, como el poeta Odi González...
–Bueno, sí. Has mencionado a un señor que respeto mucho, Odi González. Es que él tiene otros intereses. Él tiene intereses absolutamente estéticos, literarios, como los puedo tener yo o como los tiene también otra gente. Yo no tengo vocación por el ruido. Hay que escribir y no gritar su nombre.

Perfil

Selenco Vega (Lima, 1971). Estudió Literatura en San Marcos. Obras: Casa de familia (poesía, 1995), Parejas en el parque y otros cuentos (1998) y Reinos que declinan (poesía, 2001).

También ha ganado el Concurso Nacional de Poesía "César Vallejo" (1994), Cuento de las 1000 palabras de Caretas (1995) y "El poeta joven del Perú" (1999). Ahora fabula al Inca Garcilaso.

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