Por Carlos M. Sotomayor
Fuente: Expreso, Lima 30/12/04
Seymour Menton, en su monumental estudio Caminata por la literatura latinoamericana, equipara Viva la república, novela histórica de Carlos Thorne, con importantes piezas novelísticas como El otoño del patriarca de García Márquez y El recurso del método de Carpentier.
Thorne acaba de publicar En las fauces de las fieras (Editorial Norma, 2004), libro que reúne tres historias que bien podrían ser una radiografía del proceso de violencia que tuvo como detonante la andanada terrorista de los últimos 20 años del siglo pasado.
En la comodidad de su estudio, Thorne conversa con EXPRESO sobre su libro, sobre Bryce, Vargas Llosa y todo lo relacionado al apasionante mundo de la literatura.
-¿Cómo surgen estas tres historias que conforman el libro?
Estas tres historias reflejan los últimos 40 años del escenario político peruano vinculado a la violencia. El primer relato está inspirado en la guerrilla del 65, el segundo es un texto en donde profundizo sobre la ideología y la búsqueda de una verdad axiomática que lleva al protagonista a preferir el maoísmo. Esto significa que estoy siguiendo la trama de lo que sucedió en el Perú ideológicamente y que va a hacer que desemboquemos en el terrorismo maoísta de Sendero Luminoso. El último texto es el ahondamiento del personaje central que ha tenido que sufrir y todas las experiencias traumáticas de esa guerra.
-En el segundo texto hay una carga erótica muy bien trabajada.
Sí, es una historia del hombre y sus pasiones. Porque además de sus posiciones políticas el protagonista es de carne y hueso. El mundo erótico está ligado, de una manera u otra, a la pasión política.
-El relato Cirila se puede leer como una crítica hacia la manera como fue tratada la mujer durante los años de violencia.
Es una manera de ver como la mujer fue instrumentalizada, cosificada, por el terrorismo, quienes intentaron convertirla en una máquina de guerra.
-¿Se puede decir que los años le dan al escritor mayor dominio de sus recursos?
Yo creo que la experiencia y el trajín literario logra que mejore la escritura. Los escritores llegados a cierta edad pueden ver de una manera más clara el tema que les interesa. La literatura es un instrumento que nos permite acercarnos a la verdad. Yo, por ejemplo, en la medida que he avanzado en años, domino mejor mis medios expresivos. Mi oído se ha acostumbrado a oír esa música que brota a veces incontenible, por suerte, de mis textos.
-¿Por qué cree que acá usted es poco difundido?
Porque he publicado fuera. Y las editoriales en las que lo hice, tanto en Argentina como en España, no han distribuido los libros en el Perú. Por otro lado, en el Perú casi no hay editoriales, y muchas de ellas son muy modestas. Entonces a veces he preferido no publicar acá porque a lo que he aspirado siempre es a una difusión internacional.
-¿Qué opina de la crítica literaria en el Perú?
La crítica en el Perú no existe. Cuando uno lee un diario no encuentra artículos opinantes sobre lo que se publica tanto en el Perú como en Latinoamérica o España. Además los grandes periódicos controlan la información sobre las obras literarias con un espíritu de capilla.
-Hubo una polémica en torno a la distinción que hizo el INC a representantes de la Generación del 50. ¿Tiene alguna opinión al respecto?
Resulta ridículo que el Estado a estas alturas pretenda asumir un papel protector, de benefactor de la cultura, aprovechándose de lo que significa la generación del cincuenta. El Estado jamás ha hecho una labor orgánica a favor de la cultura. No existen premios literarios, y los que existieron hace años que han sido borrados.
-¿Qué le parece Bryce como escritor?
Bueno, mi amigo Alfredo Bryce es un notable periodista. He leído algunas crónicas suyas que me parecen excelentes. Ahora, en cuanto a su obra literaria, lamentablemente no puedo opinar porque no puedo leerla. Sus libros se me caen de las manos.
-¿Y en el caso de Vargas Llosa?
Él ha hecho de su vida una verdadera entrega a la creación. Hay novelas que me parecen van a quedar. Y me alegra mucho que siga teniendo éxito y que con los años no pierda brillo.
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