Iván Thays
‘La escritura es la realidad’ ‘La escritura es la realidad’

Por Francisco Ángeles
Fuente: La Primera, Lima 25/02/06

Con tres novelas y un libro de cuentos, Iván Thays se ha convertido indiscutiblemente en uno de los más importantes escritores peruanos de las últimas décadas. Conductor del programa de televisión Vano Oficio, blogger de la visitada página de actualidad literaria Notas Moleskine, galardonado con el premio holandés Príncipe Claus y comentarista de libros, Thays es acaso el principal animador del medio literario peruano. Conversamos largamente con él para que nos diera su opinión sobre varios de los aspectos que dominan el debate literario nacional: la polémica entre “andinos” y “criollos”, las dificultades de acceder a los medios, los mecanismos que permiten la difusión de una obra. Lo que sigue registra parte de esa extensa e interesante charla.
 

–¿Crees que el origen de la discusión entre criollos y andinos tiene que ver con distintas posturas estéticas o está más vinculada a cuestiones extraliterarias, de índole socioeconómico e incluso de diferencia racial?
–Tiene que ver con muchísimas cosas. La discusión general es muy amplia, pero si me hablas del debate que surgió a partir del encuentro de Madrid tiene que ver con un hecho concreto: los organizadores lo hicieron para que nos peleáramos. Mario Suárez y una española organizaron un encuentro para ellos (los llamados andinos), para hablar de sí mismos y alabar sus libros. Pero necesitaron ayuda económica y Jorge Eduardo Benavides se hizo cargo de la parte logística, consiguió el dinero para los pasajes, etc. Y por ello tenía derecho a integrar la lista e incluir a las personas que él consideraba que debían estar. En la lista de Suárez todos eran de los llamados “andinos”, y en la de Benavides estábamos Ampuero, Cueto, Goldemberg, Sumalavia y yo. Y cuando la prensa nos tomó más atención a nosotros que a ellos se armó la bronca.

–¿Hubo un hecho específico que la hiciera estallar?
–Si dos personas organizan un encuentro donde claramente hay dos grupos, y además están a favor de uno de ellos, entonces todo lo que uno haga será mal visto. La mayoría de ellos iba a un restaurante al frente del lugar del evento. Con Ampuero y Cueto nos íbamos a otros restaurantes y ellos lo veían como un desplante.

–Después tú te mantuviste al margen del debate...
–Publiqué un artículo bastante inofensivo, y Alonso (Cueto) otro donde dijo que hubo ponencias buenas y otras no tan buenas. Eso fue suficiente. Ya estaban armados para la pelea y respondieron con una violencia que me sorprendió. Pero en general, existen dos versiones de lo que es la literatura. Me parece que ellos piensan que existen estéticas correctas y estéticas equivocadas. Ellos creen que la literatura es reflejo de la realidad, así que si hablas de la violencia en el momento debes ser muy bueno porque estás tratando de captarlo cuando las papas queman. En cambio, para mí la escritura es la misma realidad.

–Ese aspecto de la discusión ha quedado clara, pero iba también a si había algo extraliterario en todo esto. Por eso insisto en el tema de lo socioeconómico o racial...
–El Perú es un país clasista, Lima es el centro y los escritores limeños son los apropiados para la colectividad limeña. Yo pienso que Cueto y Ampuero son los escritores que retratan la realidad limeña, y por eso tienen cobertura de la prensa limeña. En cambio, si aparece un joven provinciano le es mucho más difícil. O sea, Cueto publica un libro y por principio sale en Somos; el otro tendría que gustarle al editor o interesarle por un aspecto en concreto.

–¿Y cuál es la razón para que Cueto, por seguir el ejemplo, salga en Somos como regla, y el otro como excepción?
–Hay un grupo de escritores limeños que se han hecho para el grupo de lectores de, por ejemplo, Somos. Y entonces los lectores esperan cosas de ellos...

–Pero yo iba un poco más allá, a cómo llegaron a esa posición...
–Eso es azaroso. No tiene nada que ver con raza ni religión ni nada. Eso sucede o no sucede; en algún momento cierta estética interesó y eso es difícil que cambie. En algún momento ese lugar lo ocupó Arguedas. Publicaba un libro y salía en cinco diarios, mientras que uno urbano escribía sobre la ciudad y no pasaba nada. Depende más de la prensa, de lo que cree que sería atractivo para su público.

–Quieres decir, por ejemplo, que ponen a Colchado Lucio en Somos y a nadie le va a interesar...
–Las cuestiones extraliterarias son complejas. Para ellos es muy fácil la fórmula mafiosos contra pobrecitos, pero gente como Reynoso o Gutiérrez, que conocen la realidad política y social del Perú, saben que es imposible que tres escritores manejen todo. Eso viene de años, el racismo o clasismo, pero tiene que ver más con el marketing. Te pongo un ejemplo. Fuguet juntó un grupo de personas, muy distintas entre sí, hizo una antología y le puso McOndo. Sin ese nombre pasaba desapercibida. Y creó un concepto: los nuevos jóvenes son los McOndo. Incluso autores que no salen ahí son mcondianos porque Fuguet creó un concepto que era fácil de entender para gente que no es experta en literatura. Creo que eso ha logrado Cueto, Ampuero o Niño de Guzmán... no sé cómo, porque no es tan obvio como en McOndo. El punto es cuál es el concepto detrás de Colchado y los demás, sin incluir a Gutiérrez y Reynoso, que sí tienen un concepto y salen en todos lados.

–¿La búsqueda de un concepto para el escritor no es más el trabajo de un agente literario que del mismo escritor?
–Pero la literatura no es el proceso puro en el que cada uno escribe y publica hasta que alguien descubre que eres un genio. Hay editoriales, prensa, agentes. La literatura pasa por muchos factores que no se pueden ocultar. Eso de publicar y esperar que te toquen la puerta para decirte lo genial que eres ya pasó.

–¿De esa manera no se está relativizando el valor de la obra literaria?
–El espacio está dominado por conceptos y marketing. La cuestión es por qué espacio se está luchando. Si es por la crítica no tendría sentido. Colchado o Reynoso tienen más ensayos y tesis sobre ellos en Estados Unidos que cualquiera. Pero su lucha no es por la crítica sino por el espacio de la prensa, y eso no se maneja sólo por la calidad de la obra. Ellos deben aceptar que se necesita un concepto sobre el propio escritor para llegar al periodista.

–Me preguntaba cuántos enemigos has ganado conforme has ido avanzando en tu carera literaria. Mucha gente te insulta en los blogs...
–Ahí hay algo muy interesante. Cuando me insultan yo creo que soy el blanco que está ahí, pero puede ser otro, Ampuero o cualquiera. Detrás de esos insultos hay un síntoma, y yo trato de ver qué es lo que realmente me están queriendo decir. Es inevitable que ellos vean que yo tengo un programa de televisión, varios libros publicados, que me invitan a encuentros de escritores. Me parece inevitable que digan por qué él está ahí y yo no. En realidad dicen por qué no lo logro yo. Es una crítica hacia ellos mismos. Me siento mal conmigo mismo, y me cuesta mucho asumirlo, así que mejor insulto a este pata y pienso que es el culpable de que todo me salga mal.

–Se habla mucho de una supuesta mafia literaria. ¿Qué tienes que decir al respecto?
–Yo sé que no me dicen “mafioso” en el sentido de estafador sino de argollero. Eso tengo que entenderlo. Todo el mundo tiene el derecho a pensar que las cosas que le han ido bien a uno han sido por argolla. Yo sé que no, pero ellos pueden pensar lo que quieran. Y por último, las peores críticas que reciba de ellos nunca serán nada en comparación a las que me hago yo mismo.

– Una acusación que te hacen es que tus reseñas son para cumplir agenda...
–¿Para atacar escritores?

–O para elogiar... por ejemplo, a Cueto o a Ampuero...
–Nunca he reseñado una novela de Ampuero... bueno, creo que El enano sí.... pero no, no tengo una agenda, lo que hay son temas que me interesan más que otros. No soy crítico, soy un escritor que opina sobre libros que me interesan. Es inevitable que cuando aparece el libro de alguien cuya obra me interesa, como Cueto, yo inmediatamente lo quiera comentar. Hago crítica cuando me interesa la obra, cuando tengo algo que decir a favor o en contra.

–Cuando sale una novela de Cueto, por ejemplo, la gente dice ya sabemos que Thays la va a comentar, ya sabemos lo que va decir. No dudo de tu honestidad, pero publicando reseñas favorables, ¿no le das pie a esos comentarios?
–Pero mi reseña a la novela de Cueto no me parece muy favorable. Dije cosas que no habían dicho antes, como sobre el lenguaje, y otras que nadie se ha fijado, como que me parece mucho más compleja que un relato sobre Sendero Luminoso. Eso no tiene nada que ver con la amistad.

Bayly, Moleskine y Faverón

–¿Qué te parece Jaime Bayly como escritor?

–Me parece muy interesante, pero me da la impresión de que no cree en sí mismo. Creo que tiene baja autoestima. Y por eso le tiene miedo a la literatura.

–Te refieres a que podría ser mejor escritor de lo que es, pero no quiere...
–No se atreve a fallar. Podría ser mejor escritor. Ha inventado una fórmula que le ha funcionado muy bien, comercialmente claro, y tiene miedo a cambiar. Bayly no soportaría un fracaso literario en el sentido comercial... aunque sea un éxito literariamente hablando.

–Hablemos del blog. ¿Qué tal la experiencia con Moleskine?
–Inicialmente me llamaba la atención ser un editor de noticias, y ahora me sorprende la acogida que tiene fuera del Perú. En el extranjero mucha gente me conoce no como escritor sino como el blogger de Moleskine. No creo que tenga una gran lectoría, nunca he llegado a mil en un día, pero me da mucha satisfacción porque creo que mis lectores son de calidad. Y en el futuro espero hacer de Moleskine un gran portal de noticias.

–¿Cómo ves los otros blogs literarios peruanos?
–Leo el de Paolo de Lima, que creo que está muy actualizado, y el de Gustavo Faverón, que es el mejor de todos. Es un blog muy inteligente y siempre me sorprende la capacidad de argumentación de Gustavo. .

–¿Qué relación hay exactamente entre Faverón y tú?
–Nunca hemos sido amigos aquí en Lima, ni siquiera nos saludábamos cuando nos veíamos. Yo creo que hay un respeto mutuo.

–Lo preguntaba porque la gente cree que ustedes juegan en pared...
–No, nada que ver. Ahora cuando ha venido sí nos hemos visto, pero más por la idea de que hacemos un trabajo serio y respetamos las reglas del juego. Creo que eso nos ha acercado. Nos hemos hecho amigos a partir de los blogs.

Ricardo González Vigil

–En Madrid llamaste “cerebro de cáscara de nuez” a Ricardo González Vigil...

–Fue mi profesor y yo lo respeto y admiro como tal, era muy motivador. Pero tiene una visión de la literatura muy estrecha. Para él todo son jerarquías, quién es mejor que el otro, qué cosa es más difícil de escribir que otra. Yo quise describir a cierto tipo de escritores que escriben para que los comente un crítico con “el rostro y el cerebro de cáscara de nuez” de González Vigil. Y además ésa es una frase de Hamlet. Ricardo González Vigil es un crítico que deduce de la literatura peruana las reglas de la literatura universal. Constriñe y no abre el espacio.

–Pero la frase fue un poco fuerte, y además después en Vano Oficio elegiste su libro como el peor del año..
–Pero lo hice con argumentos literarios, no con insultos.

–¿Hay un problema personal con el?
–Para nada, aunque sé que está muy ofendido. Pero él debe entender que no todos vamos a pensar que es buen crítico. Para mí es un mal crítico. Es muy prejuicioso. Por ejemplo, el minimalismo le parece mal por principio. Y en un manual, que es para cualquier alumno, no puedes dejarte llevar por cuestiones personales. Eso me pareció poco profesional. Pero igual me he arrepentido de la frase porque la gente lo entiende como insulto y no como la metáfora que era. Le he escrito para explicarle lo que había pasado. Pero hasta ahora no me ha contestado. Yo nunca quise insultarlo.

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