Por Enrique Planas
Fuente: El Comercio, Lima 18/08/05
¿Dónde comienza la ficción? ¿Dónde termina la realidad? Es difícil saberlo con las novelas de Patrick Rosas. Sobre todo cuando sabemos que gran parte de su poesía y narrativa se inspiran en una trágica experiencia: el suicidio de Ada Debernardi, su amor de juventud. "Sombras" (Alfaguara), su más reciente novela, es parte de lo que el mismo autor confiesa una misión impuesta: resucitar el amor perdido, rendir un homenaje para Ada. "Hay un aspecto autobiográfico en 'Sombras', algo que me ocurrió hace cinco años. Había escrito a una de las hermanas menores de Ada para pedirle una foto de ella. Y me respondió diciéndome literalmente: ¿Matarse por un hombre valió la pena? Al leer esta frase, y saber que había muerto por otro, sentí que se me movía el piso. Algo que había ocurrido hace 32 años era para mí como si hubiera sucedido ayer. Descubrí que mi amor por ella, alimentado por décadas, vivía a partir de una ilusión", explica.
A partir de allí, Rosas cuenta la historia y la caída del periodista Aldus Faber, marcado por el suicidio de su gran amor, y de sus obsesiones por un transexual de nombre Christel, en un relato rociado por litros de whisky Jack Daniel's.
-"Sombras" es un libro sobre la obsesión, el amor y el suicidio, pero no por ello evita el humor y la ironía...
Debe corresponder de alguna manera a mi personalidad. Esta suerte de irrisión del personaje, que se burla permanentemente de sí mismo, sin duda me pertenece. Pero él tiene características especiales que no son necesariamente mías.
-En tu novela nada parece real. Todo pareciera ser un juego de sueños y sombras, donde pocas veces las cosas son lo que parecen.
No es una novela realista. Tiene algunos ribetes fantásticos, pero es una novela de interiorización. No es realmente una reflexión sobre el suicidio ni el amor trágico, sino más bien una ilustración de ambos temas. Creo que escribo más como un poeta que como un narrador. Mi escritura depende de mis propias emociones, por eso es que no recurro al realismo.
-¿Y en ese contexto, qué representa un personaje tan ambiguo y seductor como el de Christel, la prostituta transexual?
Me parece que es un personaje emblemático de la posmodernidad. Hay algo fascinante en aquellos que cambian de sexo, por lo menos en apariencia. Son personas que se hacen a sí mismas, cumplen una especie de rol prometeico, como si fueran dioses capaces de transformarse en lo que quieren. Son personajes que muchas veces pueden resultar patéticos, pero que pueden alcanzar una belleza esplendorosa. Creo que son símbolos, emblemas de este nuevo mundo en donde no hay fronteras establecidas y donde los géneros se confunden.
-Donde el mundo se construye solo en base de apariencias.
Así es. Eso lo vemos en la televisión: el deseo de realización de las personas se vuelve la obsesión por aparecer en ella.
-¿Y en este juego de confundirse con el narrador, en la vida real eres un periodista tan inquieto y arriesgado como el narrador de la novela?
No (ríe). Para decirte la verdad, Soy periodista por circunstancia, no por vocación. Trato de hacer correctamente mi trabajo, no puedo decir que no me guste, pero no tengo la pasión que siento al escribir un libro. Soy fundamentalmente un escritor.
Perfil
Nombre. Patrick Rosas (Lima, 1947)
Trayectoria. Uno de los poetas nacionales que animaron la década del 70, Rosas lleva treinta años de residencia en París. Desde 1986, es periodista de Radio Francia Internacional. Actualmente, coordina los programas en lenguas extranjeras de esta emisora.