Entrevista a Luis Rivas Loayza
Por Virginia Vilchez Samanez
Fuente: LibrosPeruanos.com
Lima, setiembre 2008
En Andahuaylas, una de las provincias más pobres del Perú, se desarrolla, con inusitado éxito, un proyecto cultural que busca hacer de la lectura sea una actividad cotidiana de chicos y grandes. Maestros, escolares, padres de familia y autoridades han sumado esfuerzos y el resultado es la formación de 32 bibliotecas comunales, organizadas y administradas por la propia comunidad, y atendidas por promotores culturales y bibliotecarios elegidos en una asamblea comunal entre postulantes voluntarios. Sobre estas bibliotecas y el voluntariado que se ha formado alrededor de ellas nos cuenta el principal artífice y promotor de este proyecto, el maestro Luis Rivas, que recientemente ganó con esta experiencia el segundo lugar en el concurso que organiza Interbank, “El Maestro que deja huella” (2008).
¿Con qué tipo de bibliotecas trabajas? ¿Son bibliotecas rurales, comunales…?
Son bibliotecas comunales. Son también centros culturales a la vez. La intención es dinamizar las manifestaciones tradicionales de las comunidades, sus canciones, sus danzas, sus costumbres. Una vez instaladas, se convierten en espacios de uso múltiple que la comunidad aprovecha para desarrollar diversas actividades. Los maestros, los escolares, padres de familia y autoridades participan con un fin común: cómo construir una mejor escuela, en un contexto de participación, cómo hacer que la lectura sea una actividad cotidiana no sólo de los chicos, sino también de los grandes. Sobre todo, cómo hacerla necesaria, atractiva y agradable, dada su fama de obligatoria y aburrida. Creemos que hay que teñirla estéticamente de cultura, entre canciones y poesía, entre danzas y teatro, a veces alrededor de una fogata que arde de contento. Lo hacemos soñando en una generación apoderada de conocimientos, capaz de transformar nuestros recursos y pensar en desarrollo, una generación que no sólo conozca, sino que practique y viva los valores humanos. No podremos construir un mejor país, si antes no construimos una mejor escuela.
¿Recibes apoyo de los docentes y de las autoridades?
Sí, trabajamos con ellos. Los tenemos que convencer de que es necesaria la participación de todos. En algunas instalaciones como en las comunidades del distrito de Turpo(1), la municipalidad tuvo una participación muy activa. Sólo en ese distrito hemos instalado 6 de las 32 bibliotecas hasta junio de este año. Los maestros y los padres de familia son los que mejor se comprometen con el voluntariado.
¿Dónde funcionan estas bibliotecas?, ¿en el local comunal, dentro de la escuela?
En su mayoría funcionan en las casas comunales, que se readecuan con la participación de los padres de familia, autoridades y su población en minkas comunales (faenas de trabajo con participación de todos). En otros casos se ha levantado la infraestructura, desde los cimientos para dedicarlos exclusivamente a los propósitos del centro cultural. Una biblioteca instalada en una escuela rural de Andahuaylas(2), en las actuales condiciones, no tiene mayor utilidad, ni es funcional. El profesor permanece de ocho de la mañana a una de la tarde en la escuela. El mayor tiempo de su estadía los utiliza en desarrollar contenidos de la currícula o en otras actividades; luego regresa a la ciudad hasta el día siguiente ¿cuánto tiempo dedica para estar en la biblioteca con sus alumnos? Por más que se hable de la hora de la lectura, se necesita ser más agresivos y permanentes si se pretende fijar en las personas ciertos hábitos o patrones lectores. Además –repito-, el problema de la lectura no sólo compromete a los estudiantes, nos toca a todos. Una biblioteca comunal, organizada y administrada por la propia comunidad, da oportunidades para auto educarse y reeducarse, como lo expresó un padre de familia con dulce nostalgia en Belén, Anta, al rato de inaugurarse, “Recordaremos la escuela con nuestros hijos”. Para seguir aprendiendo, es mejor un espacio común a todos, abierto permanentemente, que una escuela cronogramada y oficial.
¿Quién atiende en esas bibliotecas?
Un promotor cultural o bibliotecario. Es elegido en una asamblea comunal. Se propone al más preparado o se designa a la persona que voluntariamente se compromete con esta responsabilidad. Se les estimula exonerándolos de las faenas de trabajo en favor de la comunidad, en otras una retribución en productos. Solamente en un caso, la municipalidad de la jurisdicción estimula económicamente al responsable. Se procede de acuerdo a la realidad de cada comunidad, de igual forma las actividades, el tiempo y el horario de atención.
En cuanto a los materiales, ¿cómo los consiguen?
A través de las donaciones de amigos, escritores, editores, instituciones que conocen el trabajo del voluntariado. Los libreros de Amazonas(3) son nuestros donantes permanentes. Con ellos realizamos tres ferias al año en Andahuaylas. Nosotros les brindamos las facilidades para su permanencia a cambio de sus donaciones. Cada año del 28 al 2 de diciembre, organizamos un FESTIVAL DE TODAS LAS ARTES “JOSÉ MARÍA ARGUEDAS”(4), evento en la que las personas que participan están pendientes de esta necesidad. En una ocasión una familia Limeña nos donó toda su biblioteca familiar consistente en más de dos mil libros.
Supongamos que alguien quiere donar libros; esos libros no necesariamente son lo que la comunidad requiere. ¿Qué se hace en esos casos?
Ésta ha sido nuestra limitación y todavía lo es. Muchas veces quienes donan no dan lo que se necesita en una comunidad determinada y, como es un regalo, lo recibimos. Al momento de clasificarlos para llevarlos, quedan muchos libros sin una casa comunal donde vivir. No siempre llevamos, ni tenemos los libros que quisiéramos llevar de acuerdo a las expectativas de los usuarios. Sin embargo, somos concientes del peligro de agredir a comunidades andinas con libros cuyos contenidos pudieran romper su contexto sociocultural. Felizmente, los que nos hemos metido en esta tarea somos profesores con manejo de criterios para superar esta dificultad. Una de las alternativas que ya venimos planificando es la recopilación y la impresión de la literatura oral de la región.
Sabemos que en Andahuaylas hay muchos quechuahablantes ¿Cómo se enfrenta ese hecho desde las bibliotecas? ¿Hay material bibliográfico en quechua? ¿Se enseña en quechua?
En Andahuaylas existe un fuerte movimiento de maestros por la educación bilingüe: tres radios que emiten su programación en quechua y castellano, grupos de teatro con parlamento en runasimi. La mayor parte de su población está conformada por quechua monolingüe hablantes o bilingües con escaso dominio del español, sin embargo se produce poquísima literatura en este contexto. Las limitantes son varias, también económicas. Aquí va la responsabilidad del gobierno regional y las entidades comprometidas con la educación, la de impulsar la producción y edición de una literatura con las características que tu señalas. Desde las bibliotecas lo que ya estamos haciendo -como señalé- es alentar y fortalecer nuestra identidad invitando a los estudiantes a contarnos y escribir los cuentos de su literatura oral en quechua y castellano.
¿No hay oposición de los padres para que la educación se imparta en quechua?
Sí la hay. Más de quinientos años de marginación, de subvaloración, de insulto provocativo ha desarrollado contra los andinos un fuerte y falso perjuicio de indio y eso no se soluciona fácilmente con un alegre programa de educación bilingüe ¿qué padre o madre desea que su hijo sea marginado y maltratado por el idioma que utiliza para comunicarse? El quechua ha sido y aún es, para los quechua-hablantes, un factor de separación, de exclusión. Nadie ama ni conserva lo que no se valora. El día que todos los peruanos, los que vivimos al interior y los que viven en todas las urbes, los del norte y los del sur, los de todas partes, entendamos que ese idioma tan marginal nos enriquece, no habrá ningún padre de familia que se oponga a que sus hijos sigan hablando y escribiendo también en quechua.
¿Provee el Ministerio de Educación el material adecuado? ¿Se enseña en castellano y en quechua?
Limitadamente. Una minoría del campesinado entiende que es bueno conservar su idioma, pero cada vez se reduce el número de hablantes entre ellos. Todos desean apropiarse del castellano; hay un afán silencioso casi desesperado de ser competitivos en idioma español, lo cual está muy bien, pero el ideal sería que seamos en ambos o en más. Me parece positivo lo que viene haciendo el Ministerio de Educación: editar textos de contenido bilingüe; pero es negativo que sólo esté destinado a solo un sector, a los estudiantes de Miraflores o San Isidro por decir un ejemplo, no podemos mandarles libros con una sola palabra en quechua. Con el inglés sucede lo contrario, nos llenan de esta materia, por más que seamos mayoritariamente una comunidad de quechua hablantes.
¿Qué más hacer al respecto?
Que cualquier gobierno -si no fuera éste- dé un soporte político emanando una decisiva normatividad, no solamente respecto del quechua, sino en beneficio de todas las lenguas vivas del país. Y por qué no, disponiendo la obligatoriedad de todo peruano -no importando quién sea o donde viva- de aprender una lengua como patrimonio cultural, además del castellano.
Volviendo a lo de las bibliotecas. ¿Cómo surgió el proyecto? ¿Cómo llegaron a tener 32 bibliotecas?
Recuerdo a un grupo de niños, un mediodía, andando con sus cartelones, volviendo de Andahuaylas a San Jerónimo(5), sin haber recogido un solo libro de donación. El profesor quería que alguna institución les donara libros de lectura para que sus estudiantes leyeran, pero regresaban tristes luego de haber recorrido las calles de la ciudad toda la mañana sin haber logrado su propósito. Sigue fresco en mi memoria -y lo seguirá siendo mientras haya niños como ellos-, uno de los letreros levantado en un palo de carrizo que decía: QUEREMOS LEER. DÓNANOS UN LIBRO. Allí nació el voluntariado, en las ansias infantiles que expresaba esa pancarta; en la sensibilidad, los sueños y la generosidad de un ingeniero primero, con el cual conversé del tema, y luego en el entusiasmo y la fuerza juvenil de mis alumnos de comunicación del Instituto Superior Pedagógico “José María Arguedas” de Andahuaylas. Desde ese momento hasta ahora no hemos cejado en el esfuerzo. Las dos últimas bibliotecas comunales las instalamos con estudiantes del colegio Agropecuario de San Jerónimo.
Decías que quienes trabajan en este proyecto son un grupo de docentes y alumnos…
Si. Los tres o cuatro profesores que trabajamos comprometemos a nuestros alumnos, especialmente en el momento de la instalación. Ellos se encargan de la ambientación, el pintado de los lemas, los murales, clasifican y codifican los libros, finalmente los dejan llamativamente colocados en los estantes. Los profesores nos encargamos de explicar a la comunidad de los beneficios de la biblioteca en sus asambleas, conseguimos los libros, realizamos las gestiones para asegurar las formas de movilizarnos, prevemos la alimentación y la estadía, durante el viaje y en la comunidad.
¿Cómo es la capacitación a los bibliotecarios?
Sí, hay una capacitación en aspectos básicos del promotor y del bibliotecario. Éste es nuestro punto flojo, porque no siempre las podemos hacer y no siempre podemos monitorear estos espacios, pero estamos viendo de qué manera realizamos mejor este trabajo. En este aspecto nuestra mayor limitación es el tiempo ¿cómo salir a monitorear a comunidades distantes sin tener ninguno de nosotros, mínimamente un destaque por parte del Ministerio de Educación?
Si no pueden monitorear regularmente, es probable que algunas de estas bibliotecas no funcionen. ¿Hay control de parte de la población, de los padres?
De las 32 bibliotecas que hemos instalado 31 funcionan en este momento. Una sola ha dejado de funcionar. Se ha conversado con los padres de familia para que se reabra nuevamente. La mayoría viene trabajando. Los lectores han aumentando progresivamente. Los maestros, que son los mayores usuarios, quieren que su biblioteca mejore cada vez más. En algunos lugares, la misma comunidad ha tomado la iniciativa de seguir con la implementación. En Turpo, por ejemplo, hay una biblioteca donde dejamos cerca de 600 libros como primera dotación al momento de la instalación, ahora tienen más de mil doscientos. Los comuneros han hecho gestiones con sus paisanos residentes en otras ciudades. Estos, no solamente les han enviado libros, sino también dos computadoras para ayudar con el archivo de la biblioteca y otros trabajos.
Se dice que lo más fácil es formar una biblioteca y que lo difícil es atraer a los lectores. ¿Cómo solucionan esto?
En estas bibliotecas se han estado organizando actividades para atraer lectores. A veces el promotor ha ido estimulando a los lectores con pequeños premios como bolígrafos, lápices, borradores para quienes asistan con más frecuencia. En otras ocasiones han hecho pequeños concursos de lectura regalando libros. En una comunidad hicimos una actividad cultural alrededor de una fogata, cerca de la biblioteca, para contar un cuento leído previamente en uno de los libros donados, otros contaban los cuentos de su literatura oral. También es posible invitar personajes visitantes que desean conocer alguna biblioteca, para desarrollar alguna actividad interesante relacionada con la lectura.
Con esta experiencia de las bibliotecas comunales ganaste el segundo lugar en el concurso que organiza Interbank, “El Maestro que deja huella” (2008) ¿Qué nos puedes decir al respecto?
Sí, fue una sorpresa agradable. Quien me inscribió fue una persona ajena al voluntariado que conocía de nuestro trabajo y creyó que debía ser reconocido, pero irónicamente asistí a la ceremonia de premiación con mis dos directores (UGEL, DREA) que no creen que este trabajo debe merecer más que reconocimientos, apoyo y facilidades para seguir avanzando. Finalmente, no quiero quedarme en la queja. Estoy agradecido a Dios, por esa alegría que viví; a Interbank, por decirnos: “Bien… gracias maestros…”; a mis tres hijos, por ser parte del voluntariado; a mis alumnos por el entusiasmo que no disminuye; a mis amigos por tanto afecto y solidaridad con esas comunidades; a tantas personas e instituciones que desde la sencillez y el silencio, hacen posible la escuela que soñamos.
Notas
1. Turpo, uno de los diecinueve distritos de la Provincia de Andahuaylas
2. Andahuaylas, una de las siete provincias que conforman el Departamento de Apurímac
3. Libreros de Amazonas, Libreros de viejo ubicado en el campo ferial de Amazonas en Lima.
4. Festival de Todas las Artes “José María Arguedas”, festival que a partir del 2001, se realiza anualmente del 28 de noviembre al 2 de diciembre.
5. San Jerónimo, distrito situado en la Provincia de Andahuaylas
VOLUNTARIADO POR LAS BIBLIOTECAS COMUNALES
Mail: [email protected]
T teléfonos 083 421217 Cel. 083 983642786.
San Jerónimo-Andahuaylas- Apurímac- Perú.