Por Abelardo Oquendo
Fuente: La Republica, Lima 29/08/06
A poco menos de dos años de la publicación de La caza del cuento, Roberto Reyes Tarazona ha publicado, también con el sello de la Universidad Ricardo Palma, La caza de la novela. La primera de estas compilaciones de textos dio lugar a un tomo bastante nutrido; la de ahora ha requerido un par de volúmenes. A diferencia de su recopilación de escritos sobre la narrativa breve, en esta sobre la novela no los hay de críticos: todos los elegidos son de narradores. Quienes hablan acá son gente del oficio, creadores que reflexionan sobre su propia experiencia de la escritura, el arte que practican y su lectura de la obra de sus colegas.
Reyes Tarazona ha seleccionado textos relativos al escritor de novelas, al arte de novelar y a la creación dentro de este género literario. En el primer grupo hace una división tripartita con estas denominaciones: a. ser escritor, b. el escritor y su época y c. aprendizaje del oficio; en el segundo grupo la división es bimembre: a. el arte de la novela y b. aspectos de la novela; y en el tercero igual: a. génesis de novelas y b. novelistas por novelistas. En total hay 85 textos, de autores contemporáneos casi en su totalidad; el más antiguo es Flaubert. Treinta de esos autores son de nuestra lengua, veinte de ellos latinoamericanos. El que no haya ningún peruano lo explica el recopilador diciendo que ha "dejado para el futuro el acopio de sus experiencias, ideas y propuestas", pero no logra que la ausencia de Mario Vargas Llosa en el elenco de los latinoamericanos resulte menos notoria.
La profusión de talleres para el aprendizaje de la narrativa que se da hoy entre nosotros da cuenta del interés que existe por el tema y de la esperanza que ponen nuestros jóvenes aspirantes a escritores en el dominio de la técnica. Este dominio, advierte bien Reyes Tarazona, "es solo una consecuencia de la búsqueda de una adecuada expresión de nuevas realidades, o de cuestiones profundamente personales." Y cita estas palabras de Faulkner, quien tanto enriqueció los recursos narrativos: "si el escritor está interesado en la técnica, más le vale dedicarse a la cirugía o a colocar ladrillos". ¿Es así? Quien tiene un mundo propio que expresar puede hacerlo mejor si conoce los instrumentos que otros han ido forjando en el mismo empeño. Quien no tiene nada nuevo que decir, por más que se adiestre en el manejo de esos instrumentos nada nuevo dirá, si bien fracasará más dignamente, salvo que practique el malabarismo para consumo de necios.
La caza de la novela será, pues, útil al aspirante a narrador pero, más allá de lo pragmático, busca ilustrar, con textos en buena parte gozables, a quienes, sin esa aspiración, se interesan en el arte de narrar visto por lúcidos narradores, desde dentro.