Bruno Podestá
Cultura y desarrollo

Por Marcela Robles
Fuente: Domingo, El Comercio, Lima 19/02/06

La identidad, la diversidad cultural y la literatura. Agregado Cultural de la Embajada del Perú en Montevideo, Bruno Podestá (Lima, 1946) es autor del libro "Cultura y relaciones internacionales" (Santillana, Universidad Católica del Uruguay), un ensayo sobre el fenómeno cultural en nuestra región. Y acaba de publicar "A propósito del silencio", su segundo volumen de cuentos (Fondo Editorial PUCP, 2005).

"Mi primera literatura fueron los cuentos de Chuchito, donde crecí. Historias de proezas marineras que la gente contaba en versiones siempre distintas. O del puerto del Callao, adonde íbamos cuando llegaban los barcos italianos, a comprar aceite de oliva, hongos secos, chocolates. Y la Isla San Lorenzo, siempre envuelta en el misterio".
 

-En tu libro de ensayo señalas que la cultura nos ayuda a respondernos quiénes somos. En el caso del Perú, quiénes somos es una pregunta difícil de responder.
La identidad, saber quiénes somos y desde qué lugar vivimos la vida, es fundamental en lo individual y en lo colectivo, aunque haya quienes ven en la identidad nacional un obstáculo para la globalización. Pero sin identidad nos tambaleamos. La Unión Europea, Estados Unidos y Japón, referencias constantes en el campo económico y comercial, son ejemplos de construcción y mantenimiento de una identidad fuerte y excluyente. Israel en el siglo pasado, y antes Italia, y antes aun Francia, se plantearon el asunto de la identidad como un componente medular para la construcción del Estado y la estructuración de la sociedad.

-¿Qué divide a los peruanos en la comprensión del tipo de nación que conformamos?
Reconocerse todos en un conjunto de denominadores comunes es algo que requiere de un mínimo de consenso, de acuerdos y equilibrios entre identidades regionales diferentes, como es el caso español. Y ese es un terreno que no puede estar minado por diferencias sociales y culturales abismales. En otras palabras, depende tanto de factores subjetivos como de factores referidos a la acción estatal, y tiene sus tiempos (históricos, antropológicos), que en nuestro caso no parecen haberse cumplido plenamente. Italia tardó mucho en ser Italia, en construir una unidad por encima de diferencias regionales que han subsistido, eligiendo un idioma nacional por encima de los dialectos. Y fue necesario impulsar el objetivo de hacer de la península y las islas una unidad, en el sentido cultural, tanto en el plano estatal, de las dirigencias, como en el colectivo de la sociedad.

-¿Qué papel debe jugar el Estado en la protección de bienes y servicios culturales?
El asunto de la cultura es medular, no solo como representaciones simbólicas de una sociedad, ni como identidad, sino por sus implicancias económicas, comerciales y en el campo del empleo. Se dice que "la cultura da trabajo", pero es un tema frente al cual existen divergencias. La protección a la diversidad cultural en el ámbito del comercio internacional es un asunto de total actualidad, pero hay quienes propugnan un tratamiento de protección para ciertos bienes y servicios culturales, y quienes sostienen que debe ser "el mercado" el que decida las cosas. Y todo indica que ese debate continuará porque se da en varios frentes: en el de la elaboración conceptual (por ejemplo en la UNESCO), en la Organización Mundial del Comercio, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, y también en el marco de los acuerdos de libre comercio dentro y fuera de la región latinoamericana.

-¿Qué falla en América Latina en la ecuación cultura y desarrollo?
Entender que la cultura y el desarrollo son componentes de una misma ecuación ha supuesto un largo camino, como consta en la labor realizada por la comisión mundial que dirigió el ex Canciller peruano Javier Pérez de Cuellar. Existen muchas diferencias entre los países latinoamericanos en este aspecto, y el Perú ha avanzado considerablemente en definir posiciones y desarrollar un marco normativo e institucional al respecto. Pero en términos generales es un tema apenas planteado en América Latina, donde se quiere progresar asimismo en posiciones subregionales conjuntas, como en parte lo vienen haciendo la Comunidad Andina y el MERCOSUR.

-Tú vienes de las ciencias sociales y los estudios internacionales, ¿qué te da la literatura que no encuentras en ese ámbito?
La literatura nos ayuda a vivir, mejor y más humanamente. Fellini lo expresó muy bien: "El arte es la posibilidad de transformar el fracaso en victoria, la tristeza en felicidad". En algunas ocasiones, determinadas lecturas nos hacen sentir que algo ha cambiado en nosotros en forma significativa, y ese es un encuentro asombroso con los demás. Lo que realmente importa son las emociones, los sentimientos, las pasiones, ese sedimento que va dejando la vida, sobre el cual la palabra aparece como un arma poderosa para desordenar, compensar, recrear, inventar. Todo lo demás es secundario.

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