Por Ricardo González Vigil
Fuente: El Comercio, Lima 06/12/07
Con su primera entrega, "Marineros y boxeadores" (2003), Jerónimo Pimentel (Lima, 1978) se dio a conocer como uno de los poetas más talentosos de esta década. Ahora, con "Frágiles trofeos" y "Pequeños poemas para caras largas" (publicados con el esmero y la inventiva que caracterizan al Álbum del Universo Bakterial), se consolida como un autor capaz de erigir un universo propio de símbolos y pulsiones expresivas, abierto a lecturas que nunca agotan su magnetismo sugerente y su imaginación en libertad.
Varias páginas de "Frágiles trofeos" abordan el arte poético de Pimentel. Particularmente esclarecedor es el admirable "Ítaca-Tannhäuser". Zahiere el afán de los críticos de imponer un sentido fijo, develado por el análisis: "Cuesta ver más allá de los categóricos que van tomando posesión del poema. / Suben a él y se apropian de los sentidos como las enredaderas que camuflan las casas blancas" (p. 59). Para Pimentel, Ítaca no es un destino final, sino un rumbo (eco de la invitación al viaje de Baudelaire, al final de "Las flores del mal"); en concordancia, sostiene: "En busca del perfecto comienzo hallé la perfecta forma de no terminar" (p. 59), sabiendo que "la perpetuación es otra forma de inmovilidad" (p. 60).
Fiel a esa concepción, despliega una simbología formidable: la casa y el viaje; las raíces familiares (resulta central que su padre sea el gran poeta Jorge Pimentel) y la vocación poética (destaquemos el notable texto "La fábula del padre y el hijo"); la travesía marina (recordemos los marineros de su primer poemario) y el fluir de los versos (el ritmo se impone a la lógica semántica); y las menciones de animales, no solo los insectos, sino también diversos mamíferos y aves (nótese el diálogo entre un oso y un pájaro, en "Pequeños poemas para caras largas").
Otro campo a explorar: las alusiones a autores y obras, como Blanca Varela en "Origami", Coleridge en "S. XIX", Melville en "El misterio del mundo" y el in memóriam a "Francisco Bendezú". También las resonancias religiosas: "Carta a los apóstatas" y "Oración frente a una muchacha desnuda"; y los referentes históricos: "Macedonia" y "Termópilas".
“Poemas para caras largas" y firmado por el biólogo Armando Chang. Por el primer poemario de Pimentel, "Marineros y boxeadores", sabemos que el tal Chang es uno de los heterónimos forjados por el propio Pimentel, un creador con voces múltiples. Todo lo cual hace que las redes de significación se enriquezcan entre el primer poemario y esta nueva propuesta en dos conjuntos conectados entre sí.