Por Giancarlo Stagnaro
Fuente: El Peruano, Lima 22/06/07
El crítico literario José Miguel Oviedo se encuentra por unos días en Lima para presentar su más reciente libro: Dossier Vargas Llosa (Taurus, 2007), reunión de trabajos en los que aborda la obra de Mario Vargas Llosa, a partir de diversos textos de origen académico, periodístico y literario. Oviedo ya le ha dedicado el volumen Mario Vargas Llosa: la invención de la realidad, que cuenta con tres ediciones (1970, 1982 y 1987).
Aunque Oviedo sostiene en el prólogo que no se considera un especialista sobre Vargas Llosa, lo cierto es que él ha llegado a configurar para los lectores una de las voces más autorizadas en cuanto al novelista se refiere. Dialogamos con él acerca de la importancia de la obra vargasllosiana en nuestros días.
En su opinión, ¿qué tipo de evolución ha venido revelando la narrativa de Mario Vargas Llosa en los últimos años?
-La relación con la realidad y la ficción de Mario es constante. Los matices cambian y las situaciones también. Pero esa relación es constante. La imaginación de él necesita ese apoyo, ese sustrato de la realidad social. Ese aspecto ha ido cambiando a lo largo del tiempo, desde La ciudad y los perros –donde abunda una crítica social a las jerarquías y los estratos en que se divide la vida peruana– hasta los conflictos culturales de una sociedad escindida entre los grupos que representan el pasado y la modernidad, como en La guerra del fin del mundo. Esto ha llevado al autor a forjar una noción de la utopía que confirma que el mundo es imperfecto y que los hombres siempre sueñan en mejorarlo o cambiarlo.
La obra de Vargas Llosa busca fundar sus propias utopías, en oposición a los ideales colectivos.
-Nuestro novelista ha confirmado que necesitamos soñar. La realidad es perfectible, modificable y está siempre en tránsito. En su obra hay una constante referencia a eso: en La guerra... es patente. Ahora bien, Mario parece distinguir con bastante claridad la utopía social (Flora Tristán) de la utopía personal (Paul Gauguin) en El Paraíso en la otra esquina. Mario critica la primera, casi siempre; en cambio, comparte la segunda: a través del arte y la creación, el hombre busca desprenderse de las restricciones del mundo social. Ese es el sueño que Mario destaca como un elemento fundamental del ser humano.
Sus novelas constatan que ese mundo utópico es posible.
Usted le dedica un ensayo al Vargas Llosa periodista.
-La obra periodística de Mario Vargas Llosa (me gustaría saberlo con exactitud) tal vez es más extensa que su obra de ficción. Escribe por lo menos un artículo a la semana. Su vida personal es de una actividad frenética. No sé cómo aguanta ese ritmo, porque está en ese nivel todo el tiempo, casi sin parar.
Por ser un escritor visible o mediático, ¿sus textos periodísticos reflejan el compromiso sartriano que asumió en las décadas de 1950 y 1960?
-Precisamente, es una confirmación de esa necesidad de Mario de estar en el mundo real y reflejar ese mundo por la vía ficticia y del reportaje. Es un escritor que trata de reflejar su tiempo, los cambios que el mundo sufre. Mario tiene una enorme curiosidad por lo que pasa alrededor suyo, incluso más allá. Si Mario pudiese, estaría moviéndose de un lugar a otro para ir a los centros de la actualidad y encontrar la noticia del día. El periodismo en Mario es fundamental y ha llegado a expresarlo de una manera que no creo tenga antecedentes en el Perú.
Como crítico literario y lector acucioso, ¿qué detecta que le falta o de lo cuál carece la obra de Mario Vargas Llosa?
-No le voy a responder, porque implica que yo diga en dos palabras algo que es dificilísimo de ser resumido. En él hay una continua reflexión sobre el arte novelístico. Ese me parece el mejor modo de corregir o revisar sus errores, Mario se sabe falible, porque como escritor sabe que puede ser mejor. Sus fallas o defectos son para él punto de partida para revisarlos en una oportunidad posterior. A Mario le puede faltar el vuelo imaginativo puro, absolutamente desligado de lo real, y él lo sabe.
En las tablas
Hay un artículo que le dedica a Vargas Llosa como actor.
-No nos olvidemos que la primera experiencia literaria de Vargas Llosa es teatral. Es dramaturgo, pero le faltaba actuar, como ocurrió con La verdad de las mentiras. Luego ha hecho La Odisea en el Festival de Cáceres, en Madrid (España). Ahora está trabajando un nuevo diálogo, Scherezada, aunque desconozco si ha escrito un texto.
Él ha aprovechado su cualidad expositiva para leer a Onetti, Isak Dinesen, Rulfo o Borges. Esa experiencia tiene un aspecto dramático cuando la voz de él y la de la actriz establecen un contrapunto en escena.
Datos
- José Miguel Oviedo nació en Lima en 1934. Estudió en la PUCP. Ha sido director del INC.
- Ha desarrollado una carrera académica fuera del Perú, sobre todo en la Universidad de Pennsylvania.
- Es autor de numerosos ensayos y estudios sobre la literatura hispanoamericana.
- El dossier abarca tanto las novelas de la primera etapa como las más recientes, el boom y el periodismo.
- El último texto es inédito y el más extenso de la selección.