Por Javier Agreda
Fuente: La República, Lima 19/11/07
El poeta Jorge Nájar (Pucallpa, 1946), uno de los más identificados con el movimiento Hora Zero, ha reunido en El árbol de Sodoma (Ediciones Desafío, 2007) sus tres novelas ambientadas en Mayushín, una ciudad ficticia ubicada en la selva central peruana, fácilmente identificable con la Pucallpa de nuestros días. Sin personajes ni episodios en común, estas novelas son tres diferentes intentos de llevar a la narrativa la compleja problemática de esta región del país (narcotráfico, corrupción, pobreza extrema) y también de testimoniar la riqueza y vigencia de sus mitos, costumbres y tradiciones.
La más antigua de estas novelas es Nadie escucha el canto, publicada inicialmente en 1999, que aborda esa temática desde el marco de un relato policial. Pedro Sifuentes, artista nacido en Mayushín pero radicado durante decenios en Europa (el propio Nájar vive desde hace mucho en París), vuelve a su tierra buscando a los asesinos de su hermano menor. Para ello contrata a Willy Ruiz, un ex policía que descubre una red de narcotraficantes, militares y autoridades corruptas. Paralelamente, Pedro vuelve a tomar contacto con los dioses amazónicos que en su niñez conoció a través del Yobe Shipibo.
Nájar trabaja mejor la relación entre trama narrativa y mitos en la segunda novela, El otro olimpo, titulada originalmente (y con mayor acierto) Ángeles y demonios de Mayushín. Aquí quien regresa a la ciudad , también procedente de Europa, es Enrique Cabrera, un exitoso artista plástico. El encuentro con los amigos de infancia lo lleva a recordar las leyendas shipibas (la de Ronin, la gran serpiente cósmica; la de Ibojiwi, el árbol madre) que entonces les relataba el viejo Juan Chufandana y en las que el pintor descubre su verdadera identidad y el tema a desarrollar en sus futuros trabajos.
Una casa embrujada resulta la novela menos lograda y en la que se hacen más evidentes las debilidades de todo el conjunto, especialmente el esquematismo y el abuso de los elementos exóticos o de supuesto prestigio cultural. La protagonista es Úrsula del Río, una abogada defensora de los más pobres, nacida en Mayushín y que en su juventud actuó en cabarets limeños, disfrazada de diosa amazónica y bailando música de Piazzolla. A pesar de ser una acertada aproximación a la problemática de Pucallpa, las novelas de El árbol de Sodoma muestran a un autor que, dedicado hace mucho a la creación poética, está todavía iniciándose en el arte de la narrativa.