Juan Morillo Ganoza
Encuesta: ¿Por qué me fui del país?<br> Encuesta: ¿Por qué me fui del país?
"Terminaba el día y era pasto de tentaciones"


Por
Fuente: La Primera, Lima 04/12/05

Juan Morillo Ganoza nació en Taurija (1939) y empezó su carrera literaria en Trujillo. Su primer libro fue Arrieros (1964). Participó en el Grupo Narración y fue docente en la Universidad San Cristóbal de Huamanga, San Marcos.

Juan Morillo, novelista peruano de larga estadía en la milenaria China, publicó este año una novela de estupenda factura: Aroma de gloria (Editorial San Marcos), en la que describe el mundo oculto de un grupo de universitarios bohemios de provincia que ingresa a una conspiración política a mediados de los años 60.

La obra tiene momentos de tensión y al medio un romance que hilvana la historia, sustentado por un lenguaje lírico y eficiente. Desde la China envió sus respuestas en exclusiva a LA PRIMERA.
 

-¿Por qué se fue del Perú?
-No me fui del Perú llevado por el ansia de salir del país sino porque una invitación de la Embajada de China en Lima para enseñar en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Pekín, por dos años, hacía realidad un viejo anhelo: conocer la experiencia socialista de China.

Y me tocó venir en 1978, dos años antes del inicio de la guerra interna en el Perú y dos años después de la muerte de Mao, cuando ya soplaban vientos de cambio: la euforia por la ideología cedía paso al entusiasmo por la vía utilitaria del pragmatismo.

-¿Por qué decidió quedarse fuera?
-No fue una decisión calculada. Vine a China acompañado de mi familla, con un contrato por dos años. Cuando se cumplió, me ofrecieron uno nuevo, por otros dos años. Al aceptar tuve que romper mis vínculos laborales con el Perú.

Luego, me fui quedando. Los primeros años en Pekín fueron de entrega total a dos cosas: la docencia y la revisión de la traducción al español de una serie de novelas chinas, representativas de la época reciente, pero en su mayoría malas.

Entonces, me había entrado una euforia docente tan grande que creaba infinidad de actividades fuera de clase. Tuvieron que pasar muchos años y muchas cosas para que yo entrara de lleno a la creación literaria.

-¿Qué puede hacer fuera, en su labor como creador, que no puede hacer en el Perú?
-Sentarme a escribir sabiendo que la realidad no me va a imponer compromisos de otra índole y con la seguridad de que mi voluntad no va a ser vulnerada por las tentaciones.

Tengo la impresión de que en el Perú los amigos y familiares, incluso los olores y sabores de la ciudad, aun el propio ánimo, se confabulan para hacer añicos, gozosamente, esto debo afirmarlo, la disciplina, la austeridad, el rigor indispensables de cualquier plan de trabajo creativo, para convertirlos en agradable jolgorio, laudable, sin duda, desde el punto de vista del placer de vivir, pero lamentablemente inútil y banal para la labor creativa.

-¿En el Perú, qué cosa atentaba contra su labor como creador?
-El tiempo que dedicaba a ganarme el pan. Tanto la docencia como el periodismo resultaron, para mí, tareas absorbentes.

-¿Qué debería cambiar en el Perú para que decidiera volver?
-Todo lo que atenta contra el elemental bienestar de la gente. No concibo esta idea sin implicarme en la lucha por esos cambios.

-¿Qué perdería si decide volver al Perú? ¿Y qué ganaría?
-Perdería, quizás, los buenos hábitos ganados en el trabajo creativo; tal vez también la sensación de distancia como elemento estimulante de la creación.

-¿Qué o quiénes impiden una mejor valorización del trabajo intelectual y creativo en el Perú?
-La falta de una política cultural en el país y la mezquindad y la ceguera de ciertos pontífices que administran mal sus feudos.

-¿Qué es lo que extraña del Perú?
-El contacto con la gente, el sentirme inmerso en mi lengua, en mi cultura.

-¿Y qué es lo que no extraña?
-Ciertas capillas literarias, de risible arrogancia.

Boletín semanal
Mantente al tanto de las novedades ¿Quieres ver nuestro boletín actual?
Ingresa por aquí
Suscríbete a nuestro boletín y recibe noticias sobre publicaciones, presentaciones y más.