Alexis Iparraguirre
Historias apocalípticas
Por Carlos M. Sotomayor
Fuente: Correo, Lima 11/01/08
Por Carlos M. Sotomayor
Fuente: Correo, Lima 11/01/08
En el año 2004, Alexis Iparraguirre ganó el Premio Nacional de Narrativa PUCP con un libro de cuentos que, sin embargo, no obtuvo mayor difusión. Ahora, reeditado por Estruendomudo, El inventario de las naves se toma su segundo aire.
Correo: ¿Cómo así surge la idea de una reedición con Estruendomudo?
Alexis Iparraguirre: Yo conozco a Alvaro Lasso desde que era cachimbo en la universidad. Lo había visto crecer en todos sus proyectos. Y él me había dicho: “Mira, yo te tengo que editar un libro”. Es más, me dijo: “Yo me pongo de acuerdo con el Fondo Editorial (de la PUCP) para sacar tu libro la primera vez que salga”. En esa ocasión sólo quedó en palabras. Pero cuando hubo esta posibilidad de la reedición, le dije: “Lo hago contigo, Alvaro”. Con él me une una amistad de muchos años, pero sobre todo está la prueba de su trabajo. Tiene un trabajo de mucha calidad editorial.
C: Los cuentos del libro están relacionados. ¿Cómo concebiste el libro?
AI: Claro, estaba la idea del libro unitario. Es una idea que con Marco García Falcón discutimos mucho: la idea del libro no sólo como el conjunto de las diferentes historias, sino que éstas, como un mosaico que se va formando al final de la lectura, den una imagen mayor, más comprensiva, de toda la historia y la sensibilidad reflejada en el libro. Pero por otro lado está también la idea de crecer y, sobre todo, pasar los años de formación universitaria, intelectual, en los noventa en el Perú. Siempre me preguntan: ¿qué del Perú o qué de tu vida durante estos años ves en un libro en donde la mayoría de los elementos van hacia lo fantástico, hacia la metáfora maravillosa? Curiosamente, yo creo que es una manera de simbolizar esos años caóticos de formación, esos años en los cuales uno tenía que leer a Aristóteles, a Kant, al mismo tiempo que preocuparse por cuánto está el azúcar, si no te van a asaltar en la esquina…
C: Hay un tono apocalíptico que impera en todo el libro…
AI: Claro, es la historia, el enigma de cómo un barrio se destruye visto desde muchas perspectivas. Por eso tenía que haber una historia donde hubiera muchas voces, algo coral, tumultuoso, poco claro, porque ni ellos mismos se entienden: la historia que está al comienzo. Y tenía que haber también la historia de los ancianos, que no sólo tienen la decadencia del barrio encima sino también su propia decadencia física.
C: Estilísticamente hay una gran variedad…
AI: Esa es una de las razones también de por qué se llama El inventario de las naves. Es decir, en el cuento homónimo van a encontrar por qué se llama así, pero evidentemente hay otras maneras de entenderlo. Y entre esas otras maneras, para mí es entenderlo como un inventario de posibilidades. Y todas esas posibilidades de escribir quería ver si las podía hacer funcionar. Yo soy de los que creen que cada tema merece su estilo. Ahora, ¿dónde está la unidad de estilo que supuestamente es inmanente a un libro de cuentos? Yo creo que la unidad de estilo está en la propia idea de respetar la pluralidad de visiones que tiene el mundo.
C: En el libro hay elementos de la ciencia ficción. ¿De dónde viene tu interés por ese género?
AI: Mira, hay cosas que tienen que ver con detalles personales pero que en el fondo son constantes de una generación. Mi generación es la primera que ve La guerra de las galaxias en estreno. Es la que tiene este despertar hacia la ciencia ficción. Primero por la cowboyada espacial que es La guerra de las galaxias. Luego te van jalando los libros de ciencia ficción de Bruguera, los que trae Hispamérica. Entras en contacto con Frank Herbert y la saga de Duna, entras en contacto con Isaac Asimov.
C: ¿Otros referentes?
AI: El cine de los noventa. Del tipo Pulp fiction, que en una vuelta de tuerca le cambia completamente el sentido a la historia. También el género del suspenso: Seven, Sospechosos comunes, que es una obra maestra. La actuación de Kevin Spacey al final es increíble. Es decir, ese tipo de cine en donde te dicen: mira, no solamente es la historia que tú creías que te estábamos contando sino exactamente todo lo contrario. Es más, te ponemos a ti en duda como espectador.