Por Ernesto Carlín Gereda
Fuente: El Peruano, Lima 11/01/06
A pesar del tiempo que Isaac Goldemberg (Chepén, 1945) reside en Estados Unidos, su obra sigue estrechamente ligada al Perú. El Fondo Editorial del Congreso ha publicado La vida son los ríos, una recopilación de sus textos en los que se explora el ser judío en nuestro país
¿Cómo nació este proyecto?
-El Fondo Editorial del Congreso empezó a publicar hace un par de años material sobre la comunidad judía en el Perú. Me invitaron a participar. Les propuse armar un collage con textos míos publicados e inéditos para ofrecer una idea personal de lo que significa ser peruano judío en el Perú. La vida son los ríos consta de cuatro entrevistas y una sección, titulada precisamente "Ser judío en el Perú", con artículos y reseñas a cargo de críticos nacionales y extranjeros. Además, decidí incluir imágenes de dos artistas judíos peruanos, Moico Yaker y Liza Schnaiderman, que muestran el sincretismo entre las culturas peruana y judía.
¿Cuánto tiempo demandó recopilar el material?
-Recopilar los textos e imágenes tomó más o menos un año. Luego, el prólogo, escrito por el poeta y crítico Rodrigo Quijano, tomó un par de meses. Desde el comienzo, Rodrigo y yo estuvimos de acuerdo en que el prólogo no debía ser un estudio sobre mi obra, sino un comentario a la visión que aparecía en ella. Debo decir que hizo un trabajo verdaderamente excelente.
¿Qué expectativa se ha hecho con el libro?
-Espero que aumente en algo el número de lectores de mi obra, sobre todo jóvenes, que seguramente no me han leído. Me interesa mucho llegar a ellos y compartirles mis experiencias y visión sobre qué es ser un judío peruano o viceversa.
Algunos creadores jóvenes se quejan de falta de reconocimiento. ¿Tuvo usted en sus inicios problemas similares?
-Cuando publiqué mi primer libro de poemas, el silencio fue absoluto. Lo saqué en una colección que funcionaba desde España y sospecho que el editor no envió mi libro a nadie. Tampoco yo lo hice porque carecía de contactos en los medios. Con mi segundo poemario tuve un poquito más de suerte: se reseñó en un periódico de Nueva York y en una revista de San Francisco. Fue distinto cuando salió La vida a plazos de don Jacobo Lerner. La versión original y su traducción al inglés fueron reseñadas en Estados Unidos y el Perú, pero también en muchos otros países. Pienso que esto se debió a que la novela presentaba un tema poco conocido en esa época: la vida de judíos en América Latina, específicamente en el Perú. Muchas veces la atención que pueda suscitar un libro depende del tema.
¿Qué le recomendaría a quienes se inician en la literatura y exigen que se les reconozca más rápidamente?
-No acostumbro a dar recomendaciones porque cada escritor sabe por qué y para qué escribe; y tiene expectativas distintas. Pero como nadie escribe para sí mismo, nada más natural que desee que su obra se conozca y que busque buenos canales de difusión.
¿Cuáles son sus planes editoriales para el futuro?
-Estoy terminando un libro que se llama Tierra de nadie, una colección de microficciones sobre la condición actual del ser humano. No son ensayos sino microrrelatos. El libro -con prólogo del poeta chileno Raúl Zurita- se publicará este año en Estados Unidos.