Nilo Espinoza Haro
Buscando una reina Buscando una reina

Por Agustín Prado Alvarado
Fuente: El Dominical, suplemento de El Comercio, Lima, 09/09/07

Entre los escritores peruanos que han cultivado la literatura de corte fantástico debemos distinguir los relatos del escritor y periodista Nilo Espinoza Haro (Huaraz, 1950) quien en libros como País de papel (1983) o Sonata de los espectros (1991) demuestra su eficaz manejo de los códigos de la temática de factura irreal, onírica y simbólica. Su predilección por el mundo lúdico también se ha distinguido en la confección de Mar de cuentos (1996) un apreciable libro-juguete para niños que viene acompañado por atractivas ilustraciones de Rosamar Corcuera. Su nuevo libro Bruniquilda es una novela de ambientación histórica, en el que recrea un periodo de la época del reino visigodo cristianizado en la península ibérica (Hispania). La ciudad que sirve para escenario de su plano narrativo es Toletum (Toledo) en la cual trabaja el copista Isidoro -el protagonista central- quien se encuentra al servicio del Dominus Suiberto.

LOS VISIGODOS EN HISPANIA
Históricamente los visigodos se establecieron definitivamente en la península ibérica en el año 507 d.C., tras ser derrotados por los francos y posteriormente, en el año 568, la ciudad de Toledo se convirtió en capital del reino. Herederos de creencias paganas por sus ancestros de orígenes escandinavos, los visigodos recién se convirtieron al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589 d.C.) Para confeccionar el tiempo histórico de su novela Nilo Espinoza ha escogido el gobierno del rey Wamba (672-680), justamente en los años en que el reino visigodo entraba en decadencia para, pocas décadas después, sucumbir definitivamente a la invasión árabe (711 d.C.).

PALIMPSESTOS PROFÉTICOS
La trama del libro se puede segmentar hasta en tres ejes. El primero nos presenta al copista Isidoro obsesionado por Bruniquilda, reina de Austrasia, ella consigue gobernar sus deseos y sueños desde que, ejerciendo su labor de copista, la descubrió como personaje en la lectura de unos palimpsestos. La segunda trama justamente se encuentra en estos escritos redactados por copistas anteriores a Isidoro quienes describen la biografía de Bruniquilda nacida en Tolosa (Toulouse) y de cuna noble por ser hija del histórico rey visigodo Athanagildo. Siendo adolescente contrae matrimonio con el monarca Segisberto de Austrasia y al enviudar se hace dueña absoluta de aquel reino. La tercera trama, la más débil además, se concentra en las intrigas de orden político en la ciudad de Toletum, donde cobran protagonismo el Dominus Suiberto y el rey Wamba.

Desde las primeras páginas el relato muestra sus matices fantásticos, pues el copista al insertar en su cuerpo el manuscrito con la figura de la reina Bruniquilda empieza a ser dominado por la voluntad de ella, controlando no solamente su pensamiento sino incluso el gobierno de su cuerpo.

El trenzado de las historias adquiere consistencia cuando Isidoro, persuadido por su señor Suiberto, procura averiguar si los palimpsestos (que relatan la vida de la reina Bruniquilda) pueden develar las intrigas del presente que vive. Y es precisamente mientras avanzamos en la lectura de estos escritos donde la historia de Bruniquilda empieza a ganar mayor atractivo y apoderarse de nuestro interés al revelársenos la capacidad de esta reina para adquirir y mantener belleza, juventud y poder valiéndose de diversas artimañas incluyendo la seducción y el asesinato.

La prosa utilizada en esta novela es pulcra, lo que beneficia al lector en el seguimiento de la trama, que es desarrollada linealmente. Los saltos al pasado solamente ocurren cuando Isidoro copia los palimpsestos y el lector se entera de la vida de Bruniquilda y también de una parte de la historia de los wiese goten. Para crear un ambiente lingüístico de aquellas fechas del siglo VII registra términos en latín distinguidos muchos de ellos en cursiva. Uno de los pocos reparos es el cambio en el punto de vista del narrador quien muda de una tradicional voz omnisciente (heterodiegética) en los primeros capítulos hacia la voz de Isidoro quien continúa narrando la historia. Nos parece que la narración en primera persona le hubiera dado mayor solidez al libro, aunque no es este un caso esencialmente demeritorio.

La lectura de esta novela histórica resulta gratificante y debemos reconocerle a Nilo Espinoza Haro haber edificado sobriamente una época histórica donde tal vez su mayor mérito es haber descrito a un personaje dominante y turbador como la reina Bruniquilda.

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