Mariella Dreyfus
“La ciudad de Nueva York protagoniza mi libro Pez” “La ciudad de Nueva York protagoniza mi libro Pez”

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Fuente: La Primera, Lima 26/02/06

Mariela Dreyfus (Lima, 1960), poeta radicada en los Estados Unidos, y autora de libros como Memorias de Electra (1984), Placer fantasma (1993) y Onix (2001), reaparece con Pez, su última publicación. A continuación, una entrevista que la poeta concedió a LA PRIMERA.
 

–¿Cuál ha sido su motivación para llevar a cabo la creación de este nuevo poemario? ¿Obedeció a un solo proceso de escritura o se hizo en varias etapas?
Pez es, en realidad un poema de largo aliento que fui escribiendo o, mejor, tejiendo, pacientemente. En un principio, la idea era reflexionar, desde la poesía, respecto de la gestación del cuerpo y la palabra como dos hechos simultáneos o al menos, paralelos.

Mientras lo escribía, en el 2001, se atravesó literalmente en el texto una fecha clave, el 11 de septiembre, y en adelante, al tema erótico y biológico de la procreación, se agregó el aspecto tanático, el de la destrucción y la violencia de la guerra global.

–Usted vive actualmente en Nueva York. ¿Cuánto y de qué manera ha influido esto en Pez, su nuevo poemario?
–Nueva York es, de alguna manera, la protagonista del poema o, en todo caso, el contrapunto de ese yo que habla desde la maternidad. Isla-ciudad-Gran Manzana: todos los nombres que la definen son femeninos y así, no es difícil la identificación con esa gran urbe o matria; con todo lo que se mueve y gesta –nace y muere– en su interior.

Pero, además, los distintos ritmos poéticos que ensayo en Pez, las medidas y cortes del verso, aspiran a incorporar en el texto toda esa vorágine de voces neoyorquinas, su amplia gama de lenguajes y lenguas, en medio de la crispación emocional que supone el estallido de las Torres Gemelas.

–Si bien el tema del cuerpo está presente, esta vez es abordado con un lenguaje distinto, más encerrado en sí mismo y gira en torno a la maternidad. En este sentido, ¿qué tanto se aleja de la poética de sus compañeras de generación?
–Por su pregunta parecería que entre las poetas de mi generación existe sólo un tema y un solo modo de escribir sobre él. También se ha dicho que el estilo de estas poetas es descriptivo-realista, sin reconocer la densidad conceptual y simbólica de sus textos, así como el fuerte alegato político-existencial que contienen.

Yo más bien le diría que las poetas del ’80 compartimos un Zeitgeist, el espíritu de una época signada por el caos y la violencia política; escribimos cercadas por apagones y bombas, enfrentando y temiendo el cuchillo que nos espera, parafraseando el título de un libro de Alba.

Pero es cierto también que estas autoras han decantado esa experiencia inicial, a la que se agregan otras opciones igualmente importantes, llámese maternidad, viaje, exilio interior, militancia política o sexual, en una poética particular, suya de cada una, manejando una impresionante variedad de registros, que van desde el coloquialismo al barroquismo, de la ironía punzante al lirismo. Esas voces necesitan leerse con menos prejuicios, con la atención que ameritan veinticinco años de trayectoria poética.

–¿Reconoce, tomando en cuenta su obra escrita hasta hoy, la consolidación de un estilo diferente?
–Prefiero pensar que se trata simplemente de la consolidación de un estilo o, si quieres, de una mirada, de una voz. Lo digo porque Pez insiste en ciertas preocupaciones presentes desde el principio en mi poesía; por ejemplo, la pregunta respecto de la funcionalidad y los límites del lenguaje para mostrar o ser el objeto que nombra, aparece ya en “Poética”, un poema de Memorias de Electra, y en otro posterior de Ónix, titulado “Envío”, que comienza:

“Un corazón partido / no es una metáfora”. En esos y otros textos, es clarísima también la relación entre cuerpo y palabra, el empeño y la ilusión de hacer el poema con el cuerpo, como quería Pizarnik. Pero, además, esa lucha por fijar el cuerpo, sus formas y su fisiología en palabras, así como la apuesta por el encuentro y la pasión del instante, son apenas intentos de eludir eso que nos aliena, separa y aniquila: la enfermedad, el tiempo, la muerte.

–¿Qué libros está leyendo actualmente que sirvan para su nueva escritura? ¿Sólo literatura o también otros géneros?
–Las circunstancias que motivan mi escritura son varias, partiendo del hecho de ser una poeta peruana en Nueva York y el modo en que eso afecta o modifica mi uso del castellano –o del limeño, para ser más precisa. Igual siempre vuelvo a mis poetas queridos –Vallejo, Rilke, Lasker-Schüler, T. S. Eliot– y, al mismo tiempo, me entusiasmo también con otros cómputos y hallazgos, sea la teoría del genoma humano o los tratados visionarios de Hildegard von Bingen.
 

Un fragmento de Pez

Avanzas en tu gestación y en la ciudad el peligro se gesta
Crece la vida en el noveno mes de este año impar en sus guarismos: cero uno cero uno cero uno
Y tú que eras la nada el cero el huevecillo de pronto aúnas células y huesos y te tejes
En mi casa interior te tejes protegido del sol te tejes inventando tu forma cauto tejes
Al trasluz tus dos brazos se agitan tus dos piernas ya danzan tus porosos pulmones aspiran expiran aspiran

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