Cucha Del Águila
“Hay que reinventar espacios para la palabra” “Hay que reinventar espacios para la palabra”

Por Virginia Vilchez Samanez
Fuente: Librosperuanos.com
Lima, abril 2010

La narradora Cucha del Águila, gestora del Festival de Narración Oral “Déjame que te cuente” junto con Marisa Amado, es una de las más entusiastas promotoras del enriquecimiento de la práctica de los narradores orales del Perú. Opina que las características de la sociedad contemporánea, que nos ha obligado a abandonar prácticas como las veladas familiares, plantea la necesidad de “reinventar nuevos espacios para contar historias” y para que los narradores puedan profundizar el arte que cultivan. Es partidaria de preservar la continuidad tradición-modernidad y de animar entre los narradores la reflexión, la investigación y el conocimiento de las tradiciones de las diferentes regiones del país y de promoverlas a través de la palabra.

-Tu eres una de las gestoras del Festival de Narración Oral “Déjame que te cuente”, que este año cumple 10 años. ¿Cómo se inician?
Mira, el festival surge por iniciativa de Marisa Amado, de la asociación Palique Cuenteros, y mía. Marisa Amado, quien vive en España, tenía un proyecto que se llama “La aventura de leer” y aspiraba desarrollar un proyecto de promoción de la lectura y de narración oral en el Perú. Entonces, vino acá con ese proyecto. En mi caso, ya desde 1991, había formado con un grupo de narradores una asociación llamada “La marmita”, hacían parte de esta asociación Miguel Alvarez, Pilar Bisbal, Aroma Subiría y François Vallaeys, y estábamos trabajando la narración oral. Después, cada uno por su lado fue desarrollando su labor. Sin embargo, pensábamos que para los narradores y para el público peruano, era necesario ver a narradores profesionales de otros lugares, ya que este “resurgimiento” de la narración oral como movimiento era más antiguo en otros países. Queríamos formar un público y queríamos darle a la narración oral el estatuto de arte, no queríamos que ésta sea identificada solamente como un instrumento para motivar la lectura, para enseñar valores, para curar en terapias etc. Queríamos que también sea entendida como un arte de la palabra. Nuestro festival se planteó desde sus inicios ese objetivo fundamental más no exclusivo.

-¿Cuándo hicieron eso posible?
En el año 2000 hicimos el primer festival en el Centro Cultural de la Católica. Trajimos narradores de Colombia, de España, Chile, Costa Rica y dimos inicio a este evento. No solamente se programaban espectáculos, sino talleres y conferencias, porque la idea era acompañar este arte con una reflexión por parte de los mismos actores y por supuesto había también un rubro de promoción de la lectura a través de la narración oral. Había un aspecto también al que le dimos mucha importancia que fue el presentar, el volver visibles a los narradores orales que existían ya y que existen en nuestro país y que están muy ligados a la tradición oral como los artesanos, los curanderos; todos aquellos cultores de la oralidad pero que no necesariamente narran sus relatos en salas de espectáculo o fuera de su contexto. Ese ha sido nuestro objetivo: nunca desvincularnos de lo ancestral, del acervo tradicional y tratar de ser un puente entre tradición y modernidad, entre lo local y lo regional, lo rural, lo urbano, la oralidad y la escritura.

Este festival, año tras año, ha venido haciéndose, pero por cuestiones económicas no era posible hacerlo internacional cada año, entonces empezamos a hacer uno nacional, y cuando un año no pudimos hacer ni nacional, hicimos un Seminario, siempre sobre el arte de la Narración Oral y es así que llegamos a los 10 años de existencia. Lo que si siempre continuó haciéndose es una gran narratón.

Lo que hemos visto es que este festival se ha ido haciendo en Lima y de alguna manera en provincias, pero también han surgido otros festivales en otros espacios, cosa que es positivo; también han surgido otros narradores que han propuesto otros festivales. Digamos, somos pioneros pero no somos los únicos. Lo que sí consideramos como nuestro aporte es que durante estos diez años el concepto de nuestro Festival no ha sido solamente presentar diferentes tendencias en la narración oral a través de la programación de espectáculos, también hemos querido provocar encuentros, reflexiones y el surgimiento de nuevas miradas en este difícil arte de la palabra. No concebimos nuestra labor sin una reflexión sobre el trabajo que realizamos y sobre el modo de practicar este arte y el rol de la narración oral hoy en día. Este puede cumplir, según los narradores y desde diversas prácticas un rol pedagógico, de entretenimiento, continuidad de la memoria etc. Pero nos parece que la reflexión sobre ello es fundamental y es la particularidad de nuestro festival.
 
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-¿En qué consiste la Narratón?
La Narratón es una fiesta de la palabra donde, durante varias horas, se cuenta cuentos y donde participan narradores con experiencia, narradores amateur, o personas simplemente que desean contar una historia, porque creemos que toda persona es capaz de hacer uso de la palabra, y de ejercerla para decir cosas con belleza y con sentido. Eso es lo que ha sido continuo y es lo que hemos estado haciendo cada año en diferentes espacios públicos. Empezamos en el paseo de los pintores de Miraflores, seguimos en la Plaza de barranco, en el Parque del Reducto, en la Huaca Santa Catalina de La Victoria. Esperamos este año poder desarrollar Narratones en los colegios y culminar en una Narratón de clausura en la Victoria nuevamente.

-¿Cómo trabajan en provincias?
Nos hemos ido abriendo poco a poco. Es en provincias en donde la tradición oral y también hay este resurgimiento y valoración de la palabra. Nosotros, en un comienzo, trabajamos en Piura con las bibliotecas. También estuvimos en Cajamarca, en Arequipa. Creo que el trabajo más intenso ha sido en Ayacucho y también hemos intentado descentralizar siempre el Festival a Cusco. Son lugares donde nosotros hemos ido más que a dar a recibir, porque el narrador internacional iba a narrar, pero también iba a conocer y escuchar lo que existe en nuestro país . Lo que nos ha pasado en Ayacucho ha sido una de las experiencias más fuertes que hemos tenido, porque fuimos a escuchar las historias, pero también fuimos a contar en colegios, en comunidades. Visitamos el museo de la memoria, escuchamos a los actores de lo que es el museo de la memoria, al regresar ya no éramos los mismos. Esta experiencia se dio también en el marco de un Encuentro de narradores que propusimos y que animamos. Fue una experiencia enriquecedora para todos.

-Qué diferencia hay entre la narración que acostumbraban hacer los padres a los hijos con la que ustedes, profesionales, hacen?
Una de las diferencias sería el contexto en el cual se realiza la narración y la función que se le otorga. Para unos es un acto natural en un contexto doméstico y comunitario, la chacra, la casa , es gratuito … para otros es una actividad que se realiza en espacio público, hace uso de la escena y cobra por eso . Estaría también el hecho que un narrador profesional investiga y prepara su repertorio.

-Hay quienes consideran la televisión como “enemiga” de la narración oral ¿Qué opinas al respecto?
Yo no lo vería así porque pienso que son formas que no compiten entre sí. Lo que pienso que sí es enemigo de la narración oral, y de muchas formas de encuentro entre la gente, es el nuevo modo de vida que tenemos hoy en día, por el tipo de sociedad que hemos desarrollado. El padre o la madre que no ve a sus hijos en todo el día porque está trabajando para llevar el sustento a su familia o porque tiene que ser “rentable” y que lo va a ver a las ocho o nueve de la noche y que, por supuesto, no va ha tener la misma disposición para leerle un libro o contarle una historia. Será más fácil delegar su rol en la televisión. Uno puede pensar, por ejemplo, en el caso nuestro que la televisión nos puede apoyar en nuestro trabajo o sobre todo los maestros pueden encontrar que sí hay buenos programas y documentales. Hoy en día, por ejemplo, hay varios programas que están recuperando las diferentes costumbres que hay en el país, hay gente que nunca ha ido a una provincia, no conoce la fiesta que se hace en carnaval en Cajamarca y gracias a la televisión se puede enterar, por eso digo que no llega a ser un “enemigo” en ese sentido. El problema es el uso que hacemos de la televiso, y el otro problema la carencia de buenas historias escuchadas de nuestras bocas con la que los niños crecen hoy.

-Qué receptividad han encontrado entre los niños?
He comprobado y sigo comprobando el poder de la palabra porque ella es mágica para los niños. Hay una especie de fascinación también por la relación que establece el narrador con el niño, es una relación afectiva, una relación que evoca curiosidad, empatía. Lo que yo veo desde mi experiencia de educadora, madre y narradora es que el niño que solamente consume programas de televisión o juegos de video es un niño que no ha elegido, sino a quien le han puesto desde siempre con el televisor o ha sido la única opción que ellos han tenido, porque el niño que prueba de todo puede elegir. Los niños ahora no tienen mucha opción para elegir porque ellos nacen primero en un mundo completamente lleno de imágenes, crecen dentro de ellas, apabullados sin tener mucho tiempo para el silencio o el vacío para ordenar todo aquello que reciben. Y al igual que la televisión las imágenes no son enemigas en sí, es el cómo se están presentando y haciendo las cosas. La narración permite a los niños devolverles la libertad de producir sus propias imágenes y no dejarlos solo con aquellas impuestas por los medios, una especia de “formateo” de la mirada. Lo que encuentro es que los adultos nos hemos acomodado y hemos dejado ese rol que nos tocaba a nosotros de iniciarlos a mirar y descubrir la vida ya sea con la palabra o con el ejemplo. Esto no significa que debamos volver al pasado. Se trata ahora de ser creativos, robarle tiempo al tiempo, inventar momentos para compartir historias.

-¿Cuáles serían esas actividades?
Una época nosotros fomentábamos - y vamos a volver a hacerlo- las veladas familiares, íbamos a contar cuentos a casas, porque no se trata de volver al pasado sino de reinventar espacios en la sociedad que nos toca ahora. Por ejemplo ahora que se habla de recuperar la ciudad, los espacios públicos, con la Narratón hicimos eso, reinventamos un espacio público para contar historias. En los nueve años que hemos hecho Narratones nos hemos quedado impresionados de cómo las personas van y permanecen en el parque durante horas.

-Entonces, ahora están ante nuevos retos
Efectivamente. Con las características de la sociedad contemporánea, nosotros tenemos que reinventar este arte. Y eso también lo vamos aprendiendo al visitar otros festivales en otros países y vamos incorporando las antiguas y las nuevas artes de la palabra: los cultores de las décimas y el repentismo, el rap, las lecturas en voz alta, que era el modo de leer antiguamente, que se volvió lectura silenciosa y que nuevamente vuelve a ocupar un espacio en la sociedad con ese retorno a la oralidad que se va dando en muchos países del mundo. Nosotros tratamos de no desconectarnos, de establecer una continuidad y de ir releyendo lo que está sucediendo en la actualidad para reinventar la palabra. Cuando traemos narradores, traemos a los más experimentados. No vienen por concurso. Hoy en día, como en otras profesiones, es muy difícil usar solo como criterio de selección una página web para seleccionar a un narrador. En nuestro recorrido como programadoras nos hemos encontrado con sorpresas desagradables de narradores que se han construido un nombre y un espacio gracias a las nuevas tecnologías. Previamente tratamos de ir a verlos, de conocerlos, de escucharlos, de ver su repertorio, escuchar sus propuestas y luego elegimos los narradores que cumplen los requisitos para nuestro Festival. Hay temas y preocupaciones dominantes cada año. Este año queremos dar prioridad al repertorio del narrador y al manejo de la palabra para comunicar ese repertorio.

-¿Cuál es la mayor dificultad que han afrontado para realizar estos festivales en todos estos años?
El problema principal es la falta de dinero, de subvención. En el Perú aún se paga para poder hacer este Festival: nosotros pagamos a la Municipalidad de Miraflores , al INC, al centro cultural donde vamos a trabajar. El organismo que nos ha ayudado de una manera sostenida es AECID, a veces con un poquito, a veces con un poquito más y el resto nosotros, con pura creatividad. Podríamos decir que recibimos apoyo también de la Alianza Francesa porque alberga nuestro festival cada año. Siempre lo hacemos allí no sólo porque yo soy francófila, sino porque Francia tiene una tradición muy grande en lo que se refiere a festivales de narración oral y es lo que más conozco aparte de algunos festivales en América Latina.

Otra de las dificultades proviene de los mismos narradores, porque si bien todos somos capaces de narrar, cuando nos dedicamos a revalorar y difundir este arte de la palabra, a veces algunos pueden creer que no se necesita investigar y trabajar lo que uno va a decir. Creen que es un acto natural. Hablar es natural, narrar es natural; hacerlo bien y en una escena es otra cosa. Cuando uno va hacer espectáculo, cuando uno va a compartir los recuerdos, las anécdotas, las historias del pueblo, en un contexto determinado eso va ha fluir y no va ha haber problema, pero cuando uno va ha participar en un festival, con espectáculos, para los cuales el público tiene que comprar una entrada para escuchar uno debe ser más exigente. Yo encuentro que leemos poco y que no hay mucha investigación. Pero eso se entiende en el contexto peruano. Por ejemplo no hay fondos concursables para los artistas, lo que existe en otros países. En Colombia, por ejemplo, los narradores orales pueden postular para obtener fondos y llevar a cabo una investigación artística, preparar un espectáculo. Lo mismo ocurre en Brasil, en Argentina, en México, hasta en Ecuador, donde presentas tu proyecto y si es aprobado te financian. Aquí es, realmente, amor al arte, por lo que hay que compartir la investigación y preparación de un espectáculo con otro trabajo. Yo tengo un trabajo a medio tiempo, soy además consultora. Pero les sucede a muchos artistas de los diferentes rubros.

-En los países que mencionas es política del Estado el apoyar este tipo de investigaciones.
Si, yo he ido a varios festivales en diferentes países. Cada país tiene un funcionamiento determinado. Por ejemplo, el festival más importante que hay en América Latina es el de Bucaramanga. Es muy importante porque toda la ciudad está involucrada: las empresas, las municipalidades, los colegios. Cuando tú llegas a la ciudad, todos saben a qué vienes. Es un evento de la ciudad, construido hace quince años, en la que participan de novecientas a dos mil personas cada día. Hay espectáculos gratuitos en espacios públicos otros en donde el público compra entradas. Los narradores vamos a diferentes distritos. En Brasil tienen un sistema de impuestos a las empresas que se adjudica a los centros culturales que tiene cada comuna o distrito. Con eso se financian las actividades culturales. Por ejemplo, en Río de Janeiro y en Sao Paulo hay festivales importantes. Bueno, a uno le llevan, le pagan el pasaje, le pagan las funciones, le pagan alojamiento. La narración oral también cuenta en el presupuesto. Nosotros hacemos lo mismo en Perú, pero haciendo milagros, con pura creatividad. Un año por ejemplo todos los narradores del equipo hospedamos a los narradores internacionales - alojamiento solidario como le decimos - y conseguimos padrinos para los almuerzos y las comidas, nos inventamos maneras. Hay personas que siempre nos apoyan: Lili Com, la familia Bazo Gomez Sánchez y nuestras familias por supuesto que se ganan con nuestras dificultades y también nuestras alegrías. Nosotros, el equipo, no ganamos nada y encima pagamos el derecho de hacer el festival y eso es una de las cosas que a veces nos desanima pero seguimos, porque pensamos que la narración oral es un arte milenario y democrático. Ha resurgido para encontrar su lugar y quedarse.

-¿Qué acogida tienen en los medios?
La narración oral está más en la boca de la gente. Cuando decimos que contamos cuentos ya no hay que explicarle a la gente diez veces lo que hacemos. Nos parece importante reconocer el trabajo que hizo el narrador François Vallaeys. Nosotros lo llevamos a descubrir el arte de la Narración Oral en su país y en el nuestro. Él volvió visible la narración oral en los medios con los espectáculos que llevó a cabo con Germán Gonzáles en un inicio y con Rafo Raéz después. Es una hermosa retribución e intercambio, creo yo.

El Festival Déjame que te cuente ha contribuido a su manera en esa visibilidad con el trabajo sostenido que hemos realizado durante estos años. Hoy ya no somos el único Festival. El año pasado hubo cinco festivales de narración oral. Pero a pesar de nuestros esfuerzos, lastimosamente la narración oral no ha sido una prioridad en los medios. No siempre logramos una nota en el periódico aunque lo intentamos siempre. La televisión ha colaborado más con nosotros.

-¿Cuál es la programación de los festivales en el presente año?
La fecha central va a ser en septiembre, pero nosotros, cada mes vamos a realizar actividades preparatorias. En abril hay un taller compuesto de tres bloques: Décima, repentismo y verso improvisado con David Alarco; luego está Teresa Ralli con un taller de Lectura en voz alta y luego yo daré una vista panorámica de Narración Oral Escénica. En mayo Claudio Ledesma invitado por ASEDH a dictar conferencias y un taller de narración oral, estará con nosotros en una velada de cuentos. En junio estará con nosotros el experimentado narrador chileno Carlos Genovese, para dictar un taller para actores y narradores. El objetivo es que los narradores peruanos mejoremos el nivel de trabajo que tenemos, que una persona con más experiencia nos ayude a revisar nuestras prácticas y los espectáculos que venimos realizando. Tenemos muchas expectativas con la visita de Carlos. Esperamos que los narradores peruanos sepamos valorar este esfuerzo y que tengamos la humildad de aceptar que podamos aprender de los más “viejos”.

-¿Cual es el campo de acción de un narrador oral?
Hay varias cosas. El narrador tiene que trabajar su repertorio, tiene que tener qué contar. Es un trabajo fundamental y el qué contar puede ser desde historia que ha escuchado, leído o inventado hasta recuerdos, películas, todo aquello que sea una historia para narrar. Entonces eso es lo que tiene que trabajar un narrador y luego tiene que trabajar el cómo narrar. Cada narrador es único y va ha tener capacidades muy específicas, y dentro del cómo narrar hay aspectos técnicos, lo que tiene que ver con la voz, la mirada, la expresión, el cuerpo, ese tipo de aspectos. No hay una regla. Así como los cursos de clow, de payasos, hay que descubrir el payaso que uno tiene adentro, igual, en narración uno tiene que descubrir al narrador y después hay el trabajo escénico, que tiene sus propias exigencias. En nuestro festival, nosotros privilegiamos la participación de narradores que no usan elementos, ni disfraz, ni trabajan en personaje. Si usan elementos nos interesa que el narrador siempre esté presente y establezca una relación con el público. El narrador es la persona que cuenta, no es un personaje. Nos interesa la palabra desnuda, como en el noventa por ciento de festivales del mundo en el que hemos participado.

-¿En el Perú cuáles son los campos de trabajo para el narrador?
El narrador oral, digamos escénico, puede hacer espectáculos y los espectáculos se hacen en las salas de teatro ¿Quienes compran los espectáculos? Los colegios. También tenemos a las editoriales. Allí trabajan los narradores de cuentos.
Y en estos últimos años hay familias que contratan narradores para los cumpleaños de sus niños o para navidad, porque buscan una actividad diferente. Hay muchas personas que usan la narración oral como instrumento de autoayuda, en dinámicas de grupo, o para enseñar. Algunos de ellos son narradores orales, pero no todo el que desarrolla esta actividad se denomina a sí mismo narrador oral. Algunos narradores orales también dictan talleres de narración oral. Esos serían los campos de un narrador oral.

-¿Se puede decir que en el Perú está más vinculada con la educación?
Si, con la promoción de la lectura. La gente llama a los narradores Cuentacuentos, y los vincula más al mundo infantil. Y algunos narradores desarrollan también ese discurso: “para escuchar cuentos hay que tener alma de niño”. Nosotros creemos que se puede ser joven, adulto, anciano con el alma que tengamos y escuchar cuentos. Y que hay cuentos que se dirigen fundamentalmente a los adultos, tal como lo era en el pasado. No había edad, los cuentos no eran “infantiles” o infantilizados, como suele suceder hoy en día con algunos relatos. En el Perú, nuestro festival quiere estar fundamentalmente vinculado al arte de la narración oral como actividad artística y desarrollar además la idea que la narración oral es también para adultos. En cambio en Colombia hay más narradores que cuentan para jóvenes y adultos y muy pocos para niños. En Argentina se cuenta muchos cuentos de autor para los estudiantes, en Brasil usan mucho el recurso de la música y el canto. Cada país tiene su característica y sus peculiaridades.

-¿En que país esta más desarrollado este arte?
En Europa, está Francia, Inglaterra, España e Italia. Por este lado, está Colombia, como festivales y también como arte tradicional, Argentina y Cuba, donde hubo un movimiento intenso a fines de los años sesenta y comienzos de los setenta, pero ahora en todos los países de América Latina hay un festival. En Argentina, en la feria del libro, hay todos los años un encuentro de narradores orales. Ellos están no sé en qué número de feria y ya están en no sé en qué número de encuentro. Yo he participado dos años seguidos, en el doceavo y en el treceavo, dura tres días; vienen narradores de toda la Argentina, a sala llena, ochocientas personas que narran cuentos; artistas, muchas personas hacen promoción de la lectura. La mayoría son bibliotecarios o maestros o personas que están retirados que promocionan la lectura contando cuentos. Pero sin temor a equivocarme podría decir que en America Latina, Colombia está en la vanguardia de la narración oral porque hay narradores que investigan y son muy osados y tienen un trabajo serio con la palabra hablada. Hay siempre repertorios nuevos que escuchar y grandes narradores en diferentes regiones.

-¿Y este año, en que ciudades se llevará a cabo el festival?
Queremos que se lleve a cabo en Chiclayo, Cusco, Iquitos, Cerro de Pasco y probablemente en Piura y en Ayacucho. Estamos en trámites para ello.

-En provincias ¿De dónde viene el apoyo? ¿De la empresa privada o del Estado?
De la empresa privada. Esperamos que el INC se involucre más con nosotros en los diferentes lugares ya que nuestra labor tiene mucho que ver con la promoción del patrimonio inmaterial de nuestro país

-¿Aparte de los narradores visitantes, en provincias se convoca a los narradores locales?
Si, ese es el planteamiento, de todas maneras hay un encuentro. En las veladas se propone tanto personas de Lima, como personas del lugar. En Ayacucho fue así. Fueron dos noches en el auditorio de la universidad. La idea es aprender de la gente de cada lugar y al mismo tiempo que ellos mismo sean escuchados por más gente de su ciudad donde no siempre son reconocidos ni valorados.
 

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