Por Carlos M. Sotomayor
Fuente: Correo, Lima 18/08/05
Eduardo Chirinos explora el alma infantil a través de la historia de Guilherme, un simpático e hiperactivo koala
Tras continuos intercambios de mensajes por correo electrónico, el poeta Eduardo Chirinos y la narradora portuguesa Isabel Aguiar Barcelos dan vida a Guilherme, el koala que llegó por internet (Alfaguara, 2005). Eduardo Chirinos se encuentra en Lima y charla con Correo sobre su nueva faceta literaria.
Correo: Puede causar cierta sorpresa que incursiones en la narrativa infantil...
Eduardo Chirinos: Es curioso, porque las personas que me conocen bastante bien siempre se han sorprendido de que yo no escriba cosas para niños; entre ellos, Jorge Eslava, mi madre, mi mujer, mis sobrinos. Y además la que terminó siendo editora de este libro, Alessandra Canessa, que cuando me conoció hace varios años me dijo: "Eduardo, tú tienes que escribir algo para niños". Y siempre lo tuve como una deuda pendiente.
C: ¿Cómo te sentiste en un género nuevo como el de la narrativa para niños?
EC: Yo no lo sentí como un género nuevo. En realidad, es difícil establecer cuáles son las líneas divisorias entre la narrativa infantil y la poesía. Yo no escribo poesía para niños, pero sé que, más allá del tonto lugar común que habla del niño que tenemos dentro, hay en la poesía y en este tipo de narrativa ciertos puntos de contacto que tienen que ver con cierta capacidad para sorprenderse.
C: Capacidad necesaria sobre todo cuando parece que ya nada nos puede sorprender.
EC: Vivimos en un mundo donde ya nada nos sorprende, donde ya nada nos produce shock, donde nada nos mueve el piso de nuestras creencias. Creemos conocerlo todo. Nuestra misma condición posmoderna, como dicen algunos un poco absurdamente, es como jugar a que nos sorprendemos pero sin sorprendernos.
C: Para este libro encontraste en la escritora portuguesa Isabel Aguiar Barcelos la cómplice perfecta...
EC: Sí, creo que la palabra exacta es complicidad. Pero en realidad todo este libro está lleno de cómplices. Porque mi esposa y yo somos los personajes, entonces eso hace que ella sea mi cómplice en la educación sentimental del koala. Y la complicidad se extiende a los dibujos de Kathia Kollazos, quien entendió mis dibujos para colorearlos y en algunos casos rediseñarlos con una complicidad que a mí me ha dejado pasmado. Y la complicidad a nivel de edición, en este caso Mercedes González. Es un libro poligámico (risas).
C: Hay una suerte de boom en la literatura infantil. Como que ahora es tomada con más seriedad por los mismos escritores peruanos. Un caso importante es el de Jorge Eslava.
EC: Yo creo que toda esta suerte de boom de la narrativa "infantil", más que ver con una moda, tiene que ver, aunque suene paradójico, con cierta madurez en la percepción de los que hacen literatura en el Perú. Ya no ven la literatura infantil como un retroceso en su propia vida, sino como la promesa de que el futuro sólo se puede percibir en la medida de que esté configurado por su propio pasado.
C: ¿Proyectos futuros?
EC: Tengo un nuevo poemario listo que va a ser publicado en España entre octubre y noviembre. Y, por otro lado, tengo preparados dos libros casi antológicos: uno que reúne todos los poemas que he escrito sobre animales y otro que reúne los poemas de amor y de desamor. Descubrí que tengo más poemas de desamor (risas).