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Fuente: Carmen Ruiz Barrionuevo, Junio 2008.
Dice el poeta cubano, José Lezama Lima, que la mejor manera de conocer a un escritor, a un artista o a cualquier otra personalidad, se produce a través de la imagen en un ejercicio que pone a prueba la dinámica en la sucesión de perfiles que van concentrando lo que un ser humano representa. A través de ese proceso puede ahondarse en obras y caracteres, y mediante de ese instrumento se trasciende a la esencia de lo conocido y se llega a la entraña misma de las cosas. Siempre me ha llamado la atención este procedimiento que combina las dos fuerzas, la de la intuición y la de la razón, porque es lo cierto que facilita la penetración en todo lo que nos rodea. Este mismo procedimiento voy a realizar ante ustedes para presentar a nuestro invitado de hoy que nos trae un nuevo libro, el último de los suyos, Una vida agónica. Víctor Raúl Haya de la Torre, (Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2007). *
Eugenio Chang-Rodríguez es conocido gracias a sus muchos méritos como intelectual de prestigio dentro y fuera del Perú, su país, pues tanto en él como en el exterior ha recibido merecidos honores. Y siempre por su preocupación por los varios aspectos de la cultura latinoamericana, pero muy especialmente por investigar y difundir el pensamiento peruano y lo que éste tiene de enlace con todo el continente. Son muy conocidos sus estudios sobre Manuel González Prada, sobre Vallejo y Mariátegui, y sus libros Poética e ideología en José Carlos Mariátegui (Madrid, 1983); Latinoamérica: su civilización y su cultura (Boston, 2001); Latinoamérica, nación continental (Beijing, 1999); Antenor Orrego, modernidad y culturas americanas. Páginas escogidas, (Lima, 2004), entre otros. Aparte de ello es un intelectual muy versado en las cuestiones lingüísticas, es autor de diccionarios y estudios relacionados con la lengua, lo que ha contribuido a su nombramiento como miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.
Pero en mi presentación voy a referirme a esas imágenes que de su persona retengo, las que más me han llegado a través de una serie de libros suyos, es el caso de Latinoamérica, su civilización y su cultura, cuya cuarta edición ha aparecido en este 2008, que es un libro destinado a dar conocer América Latina a los estudiantes de Estados Unidos, sin embargo es un libro útil para todos los que nos dedicamos a enseñar esta materia gracias a los excelentes capítulos que tratan de la unidad del mundo latinoamericano y su fundamento, la geografía y el carácter de los habitantes, las civilizaciones precolombinas y el mundo colonial, sin olvidar tampoco el mundo brasileño. Es, en definitiva, un tratado que combina la historia, la literatura y sus épocas, la etnología, la arquitectura, la música, las artes plásticas, e incluso, para actualizarlo más y ponerlo a la altura de los tiempos, aporta un capítulo final que trata del feminismo y de la cuestión de los hispanos en los Estados Unidos. Es evidente que en aras de su utilidad ha debido añadir las referencias a materiales audiovisuales, cuestionarios y temas de conversación útiles a los profesores de dentro y fuera de Estados Unidos.
Otra imagen especialmente importante de Chang-Rodríguez es la que deriva de un libro que para mí tiene una utilidad especial y al que tuve el honor de presentar en otra ocasión, Antenor Orrego, modernidad y culturas americanas. Páginas escogidas, (2004), sobre el que escribí un artículo “Antenor Orrego recuperado”, en el que recordaba que nada más injusto que el silencio que ha cubierto la obra de Orrego antes y después de su desaparición en 1960. Este libro realizado por Chang-Rodríguez responde a un trabajo minucioso, pues presenta eficaces instrumentos para conocer al ensayista peruano, con lo que resulta fundamental para quien quiera conocer su obra y su pensamiento, como guía, maestro, educador y como político. Ello se realiza a través de una selección temática de sus trabajos que abarcan todos los aspectos de su producción ensayística y en ella puede observarse la riqueza de pensamiento y el esfuerzo de aproximación a los diversos campos. Los valores del libro se inician en una clarificadora “Introducción” y continúan en once apartados bien distribuidos, de los cuales nueve lo constituyen la selección de la obra de Orrego. Son de destacar muy en especial dos apartados del libro: El dedicado a los trabajos sobre Vallejo y el que incluye los ensayos de contenido político. El primero capta el interés desde títulos tan expresivos como “Mi encuentro con César Vallejo” que abre la serie, y constituye un artículo fundamental por ser el testimonio directo de los comienzos del poeta en el ambiente negativo que lo envolvió en los años de la publicación de Los heraldos negros, y a través del cual vemos a un Vallejo en formación pero consciente de sus lecturas, y también menos acartonado, y más cálido de lo que nos lo lega la historia literaria. Le continúan “La gestación de un poeta” que analiza los dones del creador y su técnica, “César Vallejo, el poeta del solecismo”, “Ha muerto el poeta César Vallejo” y “Sentido americano y universal de la poesía de César Vallejo”. El segundo apartado que destaco es el que ocupa la sección sexta del libro y que da entrada a una selección política que culminará en el apartado noveno dedicado a la “Unidad continental”. Temas como la convivencia y la voluntad de la mayoría, el “Regionalismo, federalismo, nacionalismo, universalismo”, los “Partidos y paz interior” y otros, van construyendo ese pensamiento ante el lector para avanzar hacia aspectos de mayor calado aún como los que integran “Ética” y “Autoridad, moralidad y justicia”, para continuar con fragmentos de Pueblo-Continente, un capítulo de su libro póstumo Hacia un humanismo americano, y algún otro en el que se analiza el programa del aprismo como en el titulado “En el camino de las primeras realizaciones”.
La complejidad del pensamiento de Orrego a la vez que la importancia del mismo se puede percibir en este trabajo antológico, de inteligente y certera realización, que tiene en cuenta a lectores de diverso tipo. Pues es allí donde se explican sus conexiones filosóficas, su idealismo, su visión de futuro de humanista americano.
No menos valor tiene otra imagen que podemos sustraer de su obra de memorias, en realidad el primer volumen de sus experiencias y recuerdos vividos, que ha titulado Entre dos fuegos. Reminiscencias de las Américas y Asia, (Fondo Editorial del Congreso del Perú, 2005). Es éste un libro de memorias, que entra dentro de la escritura autobiográfica, sumamente interesante (y fascinante) que empieza en Trujillo la ciudad de su infancia y de sus estudios, con jugosos recuerdos y anécdotas que envuelven el “primer fuego”, el de la revolución de Trujillo. Estas páginas revelan que la historia se hace también con intrahistoria y que ésta es a veces más sustancial e importante que ha primera. A esta inicial se añaden muchas otras experiencias que se van acumulando en estas memorias, los viajes por el mundo y todos los continentes, Europa, América, Asia, con asistencia a congresos y actividades culturales de variado tipo, muy especialmente académico. Además gran número de personas circulan por estas páginas que están enmarcadas por el fuego de la guerra y del terrorismo, siendo el último cronológicamente el de los atentados de Nueva York y de Madrid, en 2001 y en 2004 respectivamente, que el autor vivió in situ con su violenta convulsión.
Vamos ahora al libro que nos ocupa, Una vida agónica. Víctor Raúl Haya de la Torre, del que el mismo autor nos hablará tras contemplar el visionado del acto solemne de presentación del volumen ante el Congreso del Perú por parte de su presidente Alan García. Escucharemos al autor de un libro que reflexiona sobre el pasado político de una gran figura de su país, al que tuvo la fortuna de conocer muy de cerca y con cuya obra y personalidad constituye un libro de gran interés. Como se puede observar, el volumen destaca por su calidad de formato, tanto en cuanto respecta al texto como a las ilustraciones, pero sobre todo destaca la gran importancia del testimonio, fundamental siempre para el conocimiento de las ideas políticas en Latinoamérica y para la valoración del aprismo desde nuestro presente. La escritura se armoniza en el estudio de la figura central de Haya de la Torre como sujeto de un peregrinaje agónico, para lo que toma el término unamuniano, pero si eludir los contornos, sino que cimenta esa figura con los aspectos socioeconómicos y sociales que desde el siglo XIX hasta el presente condicionaron al Perú, y por supuesto con el análisis de otras tendencias y figuras con las que el aprismo convivió como el marxismo, y que Chang-Rodríguez considera no relacionado con él sino ideología cismática, pues su fundador sería un heterodoxo del marxismo. De esa manera intenta penetrar en el transfondo mismo del la ideología fundada por Haya de la Torre, en su persona y en sus programas de actuación, y siempre mediante el bagaje adquirido tras largos años de investigación y reflexión. No quisiera terminar sin destacar que el libro tiene el acierto de añadir un apartado, “Imagen de una huella”, que reúne importantes fotos que proceden del archivo de Alberto Vera La Rosa, ex Ministro de Industria del Perú, como de otros archivos y que sirven para explicar visualmente el contexto histórico.
En definitiva un libro que presenta una notable investigación en su campo y a la vez un testimonio histórico de primera mano, que desde ahora será imprescindible para clasificar la obra y la personalidad del fundador del aprismo.
* Carmen Ruiz Barrionuevo es Catedrática Principal de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Salamanca, ha integrado jurados internacionales de premios literarios. Sus publicaciones incluyen Rubén Darío (2002) y otros estudios de crítica literaria.