Por Ernesto Carlín Gereda
Fuente: El Peruano, Lima 02/01/07
2006 marcó el regreso de Carlos Calderón Fajardo, un autor de culto poco conocido. El escritor juliaqueño cuenta cuáles son ahora sus planes.
¿De qué trata El fantasma nostálgico, su novela finalista del Tusquets?
–Es una novela alemana sobre el fenómeno del nazismo. Todo pasa en Berlín. En 1994 fui a la capital alemana como profesor invitado del Instituto Iberoamericano de Berlín. Dediqué gran parte de mi tiempo a averiguar sobre mi madrastra y mi hermano mayor (fallecidos en Alemania en la década de 1930). No es una satanización del pueblo alemán, sino tratar de reflexionar cómo un país como Alemania que produjo a Beethoven, Marx, Freud, haya acabado en el holocausto máximo.
¿Qué proyectos tiene para el futuro?
–Tengo unos libros inéditos, pero no sé si se publicarán este año o más adelante. Todo está pendiente de un hecho fundamental que es lo que pase con Tusquets. Ellos se han comunicado conmigo y expresaron interés en publicar la novela finalista. Ahora, si eso pasa, sería pasar de jugar en el Unión Huaral al Barcelona de España. Pasaría a otro nivel de circulación. Pero hasta que no vea la propuesta de contrato formal...
¿Considera que los escritores actuales se preocupan más en aparecer en los medios que escribir?
–Siempre he tenido la idea de que el escritor no debe tener mucho protagonismo, no debe ser muy visible. Por lo menos algunos. En el caso de Vargas Llosa o Bryce parece que la visibilidad los fortifica más. Pero hay otros como Loayza o Ribeyro, que son más invisibles.
Los de ese tipo no deben exponerse mucho, porque por sus características psicológicas no están preparados. Yo hice una declaración en Caretas sobre Santiago Roncagliolo, pero no para atacarlo. Dije que es un buen autor, pero desde que ganó el premio Alfaguara pasó de escribir libros a presentarlos. Cosa que me hubiera pasado a mí si hubiera ganado el Tusquets. Felizmente no lo gané (risas).
¿El éxito editorial dificulta la escritura?
–Hay gente que no le gusta ese éxito. En la literatura universal hay casos muy exagerados como el Sallinger. Yo no creo, por ejemplo, que Vargas Llosa pueda caminar por las calles de Lima tranquilo. Habrá gente que está preparada psicológicamente para eso, pero otra que no. Yo por ejemplo. Ser presidente del Perú debe ser muy desagradable.
¿Sigue escuchando rock?
–Me he quedado en la época de Pink Floyd. Escucho a The Doors, Beatles, Cat Stevens, Rolling Stones. De allí para adelante no escucho. De rock nacional me gusta mucho Leuzemia. Su cantante, Daniel F., tiene unas letras fantásticas. Esa de “a la escuela no voy más” me parece genial.