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Fuente: Peru21, Lima 29/08/06
Carlos Calderón Fajardo es un narrador notable, pero poco conocido.
Acaba de publicar la novela La segunda visita de William Burroughs.
Carlos Calderón Fajardo vive por y para la literatura. Tímido y ermitaño es, para muchos, nuestro secreto literario mejor guardado. Perú.21 conversó con él de su vida, de su visión de la literatura y más. Aquí su voz, solo su voz.
"Hace poco estuve al borde de la muerte. Me hicieron dos veces los santos óleos, pasé un mes en cuidados intensivos y tuve tres años el cuerpo paralizado. Solo podía mover los dedos, pensar y escribir. La literatura me salvó la vida. Una de las novelas creadas en esta etapa -de las varias que tengo inéditas- fue La segunda visita de William Burroughs, publicada por el Fondo Editorial de San Marcos".
Europa, una enfermedad. "Siendo muy joven, me fui a Europa a estudiar Medicina. Allí me enfermé de tuberculosis, un poco por irresponsable, un poco por el clima, un poco por ser pobre. Viví en Viena, la capital de la música. Pero me dije: esta no es mi ciudad, mi ciudad es París, la capital de la literatura. Me fui a buscar el surrealismo, pero este ya había pasado. En París, entraron en mí el rock, la marihuana, la generación beat y Bob Dylan".
Ser narrador. "Quise ser escritor cuando leí a Rilke. Siempre he tenido una predilección por los escritores tuberculosos. La tuberculosis me lleva hacia la literatura. Dylan Thomas dijo que todo narrador nato nace tuberculoso. Un narrador es, de alguna manera, un poeta. Eso sí, cuando se pretende demasiado poético, su narrativa muere.
Lo más importante para un escritor es la capacidad de transmitir emociones, no conceptos. Los narradores tenemos una inteligencia especial: está basada en imágenes, en intuiciones. El magma o primer borrador es emocional, la corrección es racional. Como decía Kafka, 'el mejor narrador es el que sabe cortar'. Yo escribo desde mis entrañas".
Ser underfround y Vargas Llosa. "Un crítico alemán dijo que yo era un escritor secreto. Después vino Iván Thays y me llamó el 'escritor atípico'. Me dicen huraño, esquivo, antisocial. Esto no es cierto. He sido amigo de toda la literatura peruana, con excepción de Vargas Llosa, porque le tenía miedo, no quería decepcionarlo. Ribeyro me lo quiso presentar y me negué. Mario es un gran narrador; si no le dan el Nobel es por cuestiones extraliterarias. Conocerlo sería un honor para mí".
La novela moderna. "Nace con Yawar fiesta y con La ciudad y los perros. Antes de Vargas Llosa y Arguedas vivimos una etapa premoderna, no estábamos capacitados para escribir novelas, a pesar de que estábamos muy bien informados. En Amauta, por ejemplo, se discutía el Ulises, de Joyce, cuando en Europa no era aún muy conocido".
"Hay dos cosas que marcan nuestra literatura: la guerra subversiva -que deja sin piso a los escritores del realismo social- y, desde los 80, el mercado. La rivalidad entre los autores andinos y costeños es una lucha terrible por el mercado. Aunque se saquen ediciones de 500 o 1,000 ejemplares, esta pelea presenta porque hay muchos escritores y muy pocos lectores. No existe una mafia, sino 'amiguismo".
"Un escritor no es aquel que tiene talento sino quien persiste en la brega. La ficción hace que nuestra vida sea más hermosa que la del común de los mortales. Uno se cree Dios".