Por Piero Peirano Mejía
Fuente: Expreso, Lima 14/08/07
El joven periodista nos habla de su primer libro, “Día de visita. Confesiones de mujeres desde el penal Santa Mónica” (Aguilar).
–¿Por qué decides escribir un libro sobre las internas del penal?
En una conversación con la editorial, les interesaba la idea de hacer un libro sobre las burriers. Entonces fui al penal a ver qué tan posible era por el tema de los permisos y en ese día de visita, conversando con las internas que conocí, lo que me contaban, las cosas que vivían ahí, un mundo donde el amor está en verdad enrejado, cambió lo que tenía en mente. Conversé con la editorial y les fascinó la idea de hacer un libro sobre el amor en la cárcel y así fue.
–¿Qué parte de elaborar el libro fue la más complicada?
Bueno, al principio lo difícil era conocer a las reclusas. Recuerdo que iba como cualquier visitante y me sentaba a conversar con ellas y luego de un rato teníamos cierta confianza. No sé qué tan difícil habrá sido para ellas contar sus cosas íntimas y hablar de sus problemas personales; pero creo que en un momento me di cuenta de la necesidad que tienen de hablar y en cierto momento sentí que yo era ese desfogue. Ya en el momento de escribir sentía la presión de si voy a hacerle justicia a lo que me decían, porque la esperanza de ellas era que a través de sus relatos la gente iba a conocer los pequeños dramas de estar dentro de un penal en el Perú y fue casi un compromiso a partir de eso.
–¿“Novela negra inconclusa” fue el texto que más te costó?
Sí, me parece bastante caótica porque hay mucha información y no sabía cómo organizarla; por eso el nombre de inconclusa, faltan muchos cabos por atar. Yo hablé con esa mujer varias veces y vi como cada vez que me contaba su historia lloraba y se desesperaba, porque luego de revisar los expedientes judiciales sobre su caso todo lo que me contaba no estaba ahí. A ella la acusan cuatro personas de una banda de secuestradores, y los jueces recogen esas versiones y la acusan por eso, la secuestrada no. Ahora, a mí no me consta que sea inocente o culpable, pero un periodista puede intuir cuando alguien le miente o le dice la verdad, y creo que en el libro las internas dicen verdades que les duelen mucho.
–¿Qué pasa con los lazos creados cuando terminas con el libro?
Estoy en ese proceso. Yo he seguido yendo al penal luego de terminar el libro, todavía sigo yendo aunque no tan seguido y hay un vínculo afectivo. A veces despierto un sábado y no sé si ir, me siento en deuda con ellas, y cuando me he enterado de que están sentenciando a varias, me da una impotencia saber que están injustamente presas y que finalmente no pude hacer gran cosa.
–¿Qué tienes pensado escribir ahora?
No sé, éste ha sido un libro difícil por la carga que tiene, pero a mí me pasa que cuando voy escribiendo más los temas que me gustan son estos. Ahora acabo de hacer una historia de adictos a la cocaína y a la pasta y estoy pensando en otro libro que explora la ciudad de noche, cuando todos dormimos.