Por Carlos M. Sotomayor
Fuente: Correo, Lima 26/10/07
Con novela Gracias señor, por tu venganza Javier Arévalo se sumerge en los oscuros laberintos de los cultos religiosos
Lucha de creencias: por un lado, una secta que adora la imagen de un Cristo que usa kepí y pistolas, y por el otro, un fanático del Opus Dei que quiere terminar con ese culto. Y en medio, Alberto, un periodista ateo que intentará dar con la verdad de los hechos. Así se erige Gracias, señor, por tu venganza (Planeta, 2007), la nueva novela de Javier Arévalo.
Correo: ¿Cómo surge la novela? ¿Parte de un hecho real como la anterior?
Javier Arévalo: Efectivamente, yo tirado en mi cama vi por televisión a un cura en el Cusco encadenándose a una iglesia, porque en esa iglesia, como en muchas fiestas patronales o en muchos templos levantados por el pueblo peruano, las creencias que se practican no tienen en absoluto que ver con los principios del catolicismo. Ese fue el origen de la novela. La novela ha estado terminada hace tres años.
C: En tus novelas utilizas elementos del policial; sin embargo, no se circunscriben a ese género...
JA: Esta novela podría ser considerada policial, pero después cuando la lees, yo no creo que se constriña al género. Me gustaría hacer una novela policial. Pero creo que mis referentes son múltiples. Así como tengo a Dashiell Hammett como referente, puedo tener también a Kundera, Calvino y García Márquez. Todos ellos van construyendo una forma de la novela que ya es peculiar, en el sentido que es peculiar todo lo que hago como individuo.
C: Hablando de esta novela, ¿el ser humano intenta justificarse por medio de la religión?
JA: Yo creo que la religión sirve para muchas cosas, para cosas buenas o malas. Yo no he escrito un libro para atacar a la Iglesia ni para atacar a los creyentes. A mí me parece que las personas tienen derecho a creer en lo que les dé la gana, siempre y cuando sus creencias no colisionen con el interés colectivo. Y ese es el punto que sí levanto en la novela.
C: El poder ha estado siempre relacionado con los grupos eclesiásticos...
JA: La Iglesia católica es una organización política, es un reino, es un país y busca el poder. Y más claramente el Opus Dei busca estar al lado del poder. En cada reunión de poderosos hay un cura del Opus Dei buscando usufructuar el poder que viene del poder económico.
C: El protagonista es ateo...
JA: El personaje es un ateo, no cree en Dios. Puede creer en otras cosas, no es que no crea en nada. El hecho es que su vocación con la verdad se confronta con la verdad de las otros. A mí me queda claro desde que empecé a hacer literatura que todos tenemos versiones de la realidad. La religión y el ateísmo son versiones de la realidad. En una sociedad civilizada, las versiones dialogan, se ponen de acuerdo. En una sociedad en donde no existe esa posibilidad, porque hay intereses económicos ocultos, la verdad se impone por la fuerza.
C: Alberto, el protagonista, es un personaje recurrente en tus libros.
JA: Claro, Alberto está presente en Una trampa para el comandante, Nocturno de ron y gatos, Instrucciones para atrapar a un ángel. Y además es mencionado en El beso de la flama. Ya sólo me falta una novela y se acaba Alberto (risas).