Por José Gabriel Chueca
Fuente: Peru21, Lima 06/04/07
La historia del Perú tiene muchas zonas oscuras: conflictos irresueltos, proyectos truncos, sueños convertidos en pesadillas. José Luis Ayala, poeta, ensayista e historiador, ha publicado El presidente Carlos Condorena Yujra, la biografía de quien, en 1923, tuvo la osadía de dirigir la República Aymara.
"Mi padre estuvo vinculado de muy joven al Partido Aprista y fue perseguido y encarcelado. Yo soy producto de la dictadura de Odría. Fue tan brutal que a mí me formó conciencia social desde que tenía 6 o 7 años. Por eso me sentí comprometido con defender un segmento completamente segregado de la sociedad peruana, como son los aymaras. Hoy día soy un escritor aymara y tengo el deber moral de escribir esta clase de libros, pues la historia oficial ha olvidado este capítulo tan importante que es la fundación de una república aymara tahuantinsuyana", explica José Luis Ayala.
¿Desde cuándo se interesa por la historia aymara?
Desde que tenía 14 o 15 años, cuando recibí la memoria social de mi pueblo, a través de las narraciones y testimonios de personas como Mariano Paqo Mamani, de mi propio padre, de hacendados y de campesinos. Tengo la versión de opresores y oprimidos. Una vez encontré en el Fuero Agrario, donde yo era funcionario, a un campesino que se llamaba Mariano Larico Yucra, de quien escribí una biografía.
Usted ha publicado varios libros sobre este tema.
Ese fue el primero. Mi segundo libro es sobre Wancho Lima -capital de la República Aymara-; el tercero, sobre Rita Puma, y este cuarto trata de Carlos Condorena, que es el presidente debidamente elegido de la República Aymara, en 1923. Ellos eran campesinos que hablaban aymara y poco español, y que tuvieron una gran visión histórica.
Ha habido otros movimientos similares.
Sí, como Rumi Maqui o el de Juan Bustamante, que fueron masacrados. Pero el de Condorena es el único caso en el cual los campesinos se organizaron para fundar una república con el objeto de establecer una nueva sociedad, con autonomía regional y con un sistema educativo bilingüe que les permitiera conservar su cultura e integrarse a la cultura occidental. No se trató de una cuestión fundamentalista.
¿Cuándo se fundó la República Aymara?
En 1922, los campesinos de Huancané se reunieron en un sitio que se llama Wancho. Ahí, los delegados acordaron que, en vista de que no consiguen nada del Estado, de que siguen siendo explotados en las haciendas y de que su producción sigue siendo comprada a bajo precio, debían hacer un mercado. Eso los llevó a fundar Wancho Lima -Ciudad de las Nieves-, con permiso del presidente Leguía, que al comienzo apoyaba los movimientos indigenistas. Pero, cuando vieron que se habían organizado, que habían establecido trazos en las calles para un Palacio de Gobierno y edificios de los poderes del Estado, se produjo alarma en el Congreso y Leguía desautorizó todo el tema. Sin embargo, los campesinos insistieron y eligieron a Condorena presidente.
¿Quién era Carlos Condorena?
Era un campesino nacido en una comunidad llamada Tharwa Uta. De joven se puso a trabajar como ayudante de cocinero en los barcos que unían Bolivia y el Perú a través del lago Titicaca. Ahí se encontró con un anarquista, que le explicó que los campesinos tenían que organizarse por sus derechos. En La Paz se puso en contacto con los anarquistas. Luego fue a Puno y, después, a Lima, donde fue alumno de la Universidad Popular Gonzales Prada. Pero fue su encuentro con Ezequiel Urviola lo que le permitió estructurar una ideología, mezcla de anarquismo, milenarismo y socialismo.
¿En qué acabó el proyecto?
El mayor Luis Vinatea llegó a Huancané y de ahí fue a Wancho Lima, con sus tropas. Llevó ametralladoras. Nunca se supo cuántos campesinos murieron. Después de la masacre, Carlos Condorena consiguió que el Congreso formara una comisión de investigación que fuera a Huancané y que comprobara que las agresiones que denunciaban los hacendados no eran ciertas y que, más bien, los campesinos habían sido víctimas de ataques. Pero cuando llegó a Huancané lo apresaron. Estuvo preso nueve años, hasta que llegó la amnistía.
¿Qué hizo después?
Al salir de la cárcel, se dedicó a asesorar a los campesinos -le habían quitado sus terrenos- y, finalmente, murió olvidado, porque los hacendados de la época y la prensa en especial difundieron la idea de que Condorena fue el culpable de los incendios que se produjeron contra las propiedades de los campesinos y de que hubiera ocurrido la masacre. Revertir ese proceso es bien difícil, y a eso quiere contribuir este libro.
¿Cuál es la relación de este tema con el Perú de hoy?
En Ilave, aunque se produjeron hechos distintos y censurables -como el asesinato del alcalde-, en cierta medida se repitieron algunos temas: autonomía, nueva Constitución, renuncia del presidente y que los aymaras, junto con los quechuas, gobiernen el Perú. Este libro quiere mostrar que la nación aymara está viva, que es un pueblo indómito y que requiere atención, porque la miseria y la soledad allá son terribles. Y no queremos que ahí broten fundamentalismos incoherentes.
Autoficha
Nací en Huancané, Puno, el 24 de setiembre de 1942. Mi familia habla aymara y castellano. Mi papá tiene 94 años, es profesor de primaria y tiene una gran memoria. Éramos once hermanos, soy el segundo; han muerto dos. Estudié Educación en San Marcos. Soy profesor de primaria y de secundaria; también soy periodista. Fui con una beca a París, donde viví varios años. He sido director de Relaciones Públicas del Fuero Agrario y director de Relaciones Públicas y Protocolo del Jurado Nacional de Elecciones -un burócrata dorado-. Estoy casado. Tengo cuatro hijos y tres nietos.