Daniel Alarcón
“No es que acabó la guerra y somos Suiza “No es que acabó la guerra y somos Suiza"

Por Pedro Escribano
Fuente: La República, Lima 21/07/07
http://www.larepublica.com.pe/content/view/168027/28/

Cuando Daniel Alarcón vuelve al Perú, regresa de dos maneras. Una, a través de su persona, un muchacho que no tiene pinta de escritor; y dos, entrañablemente a través de las páginas de un libro. Por lo menos eso es lo que ha sucedido en las dos últimas veces que ha retornado a Lima. En el 2006 con el libro Guerra a la luz de las velas y este año para la feria de libro con la novela Radio Ciudad Perdida (Alfaguara).

Si bien Alarcón vive en los EEUU desde muy niño, sus libros recogen situaciones dramáticas de la vida peruana, sobre todo el clima de violencia política que vivió el Perú en las últimas décadas. Eso aparece en algunos cuentos de Guerra... y más enfáticamente en Radio Ciudad Perdida, que narra la historia de una locutora, Norma, quien tiene un programa radial de "buscapersonas" con el que intenta reunir a las familias que han sido desintegradas por la guerra. Y a su familia misma, porque Rey, su esposo, fue arrestado por los militares y lo buscó durante diez años. Víctor, un niño que viene de la selva, trae a la radio una lista de desaparecidos en la que figura Rey.

Ficción de la historia

–Alguna vez dijiste que ir a Nueva York te planteó la necesidad de recuperar tu idioma materno, ¿con esta novela buscas recuperar tu país?
–Claro, la novela es un intento de describir una realidad, una historia muy difícil que sucedió en el Perú. No es historia, es ficción. No he querido tampoco meterme en los detalles, ver ideologías o hablar de cómo fueron los hechos, sino mi novela es un país que he creado en la imaginación. Un país basado en el Perú, una ciudad basada en Lima, que no es Lima, ni Perú. Es más divertido como escritor de ficción inventármelo siempre. No soy historiador, no soy sociólogo, no soy antropólogo, a pesar de mis estudios, simplemente me gusta escribir ficción y en este caso me he basado en hechos reales, pero no he sido fiel a ellos.

–¿Qué resortes te han detenido para escribir sobre este periodo de nuestro país?
–No me he detenido en esto. Con este libro cierro una etapa de ficción sobre la política latinoamericana. Yo comencé este libro pensando que iba a ser una novela sobre la migración y luego el tema político se metió. Es así cuando uno escribe. El texto se apodera de ti. Comencé a escribir con una idea y terminé con otra. Otra vez voy a intentar escribir esa novela de migración y seguramente va a salir otra, pero con seguridad te puedo decir que no voy a escribir otra novela sobre política ni sobre los conflictos internos del Perú porque me voy a estancar en eso. Hasta ahora ha sido parte de mi obra y quizá ha sido toda mi obra, pero no son esos mis intereses. Esta novela ha sido muy personal y fue muy dura escribirla e investigarla.

–Lo paradójico, Norma requiere también reunir a su familia...
–Como te decía, el motivo inicial para escribir la novela era hablar sobre la migración y la novela se abre con un chico que viene de la selva. La novela tiene como fondo este programa de radio que es basado en gente que busca gente, y que existe en Perú y en muchos países. Mi idea siempre fue ese programa como un síntoma de una ciudad que ha crecido demasiado, donde hay caos, que la gente viene y se pierde y Norma, como el personaje central, se convierte en una esperanza de todos. Pero allí se metió la política y "descubrí" que ella tenía también una pérdida.

Palpar la realidad

–¿Reconoces una filiación realista en tu novela, no en el sentido sociológico sino en el palpar la realidad?
–Sí, es una novela realista en algún sentido, pero en otros no. Yo quería que la radio fuera el medio más importante de todos. No hay una tele, por ejemplo. Cosas así que quité para darle un toque como flotando un poco sobre la realidad. No se nombra el país, pero los hechos parecen concretos. El lugar se puede sentir, respirar, tocar.

No olvidarse de lo que sucedió

–La novela narra cómo queda un país después de la guerra.
–La novela intenta demostrar dos cosas, que la violencia trae más violencia y no soluciona nada y por otro lado esa psicosis nacional de querer olvidarse de lo que sucedió, de enterrar el trauma. El último gesto de la novela es deshacerse de algo inconveniente, un cadáver, para todos sentirse mejor. Bien lo de la Comisión de la Verdad. Hay que hablar de estas cosas. La gente que no quiere escuchar es justamente la gente que debe escuchar. La reconciliación parte del conocimiento. Claro, el mensaje de la novela no es partidario en ese sentido. Y claro, sería más cómodo en el Perú pensar que no hubo una guerra, que no hubo conflicto, pero sí hubo.

–Y aún quedan las heridas.
–Claro. Vemos lo que está pasando ahora. No es que se acabó la guerra y ahora somos Suiza. Seguimos siendo el Perú y sigue habiendo problemas que cada cierto tiempo brotan en violencia. Y sigue habiendo gente a quien le gusta la violencia y aún no hay respuestas hacia esas carencias hasta ahora.

Perfil
El autor. Daniel Alarcón nació en Lima en 1977. Vive en California. Ha publicado Guerra a la luz de las velas y ahora Radio Ciudad Perdida. Gozó la beca Guggenhein en el 2004.

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