Por Gonzalo Pajares Cruzado
Fuente: Perú 21, Lima 13/03/09 http://peru21.pe/impresa/noticia/murio-blanca-varela-nuestras-mejores-poetas/2009-03-13/241039
Sabíamos que estaba enferma, que vivía sus últimos días y, a pesar de ello, el dolor es inmenso. Leyéndola aprendimos que la literatura no tiene género, que solo existen buenos y malos escritores y, algo fundamental, que la poesía siempre es buena, que los versos malos no llegan a literatura.
Pero, estas no fueron sus únicas lecciones. Varela nos enseñó – al igual que otros grandes poetas como ella– que las miserias del cuerpo y del alma pueden transformarse en arte gracias a la magia de la palabra precisa, que la retórica nada tiene que ver con la profundidad y que al talento le gusta vestirse de durísima simpleza.
RECORRIDO VITAL. Blanca Varela nació en Lima el 10 de agosto de 1926. Fue hija de Serafina Quinteras, famosa compositora de valses criollos. Como la propia poeta confesó alguna vez, su vida se transformó cuando ingresó a la Universidad de San Marcos. Empezó a frecuentar algunos círculos literarios y conoció a Javier Sologuren y Jorge Eduardo Eielson, a Sebastián Salazar Bondy y Fernando de Szyszlo, con quien se casó. También se relacionó con el poeta surrealista Emilio Adolfo Westphalen, y textos suyos se publicaron en la revista Las Moradas.
Con De Szyszlo partió a Europa y allí se hizo amiga del poeta mexicano Octavio Paz, quien prologó y bautizó su primer libro: Ese puerto existe (1959). Al respecto, el crítico literario Ricardo González Vigil nos dice: “Blanca era muy exigente consigo misma... y muy humilde. Si bien sus compañeros de generación publicaron ya en los 40, ella recién lo hizo en 1959 gracias a la presión de Octavio Paz. Su poesía supo recoger una rica tradición: el simbolismo francés, el surrealismo y, algo que estaba muy de boga entonces, la temática existencialista”.
Este rasgo suyo, la humildad, ha sido destacado por Mario Vargas Llosa: “Entre todos los poetas de este tiempo que me ha tocado conocer, no hay uno solo tan ajeno a la feria de las vanidades y a la ilusión o a la codicia del éxito, como Blanca Varela”.
En los últimos años su obra empezó a ser reconocida dentro y fuera de nuestro país. Así, en 2001 recibió el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo; en 2006, el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca; y, en 2007, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, que, como nos lo recuerda González Vigil, es el más importante de la poesía española. “Merecía el Cervantes”, agrega.
Bibliografía
Ese puerto existe (1959).
Luz del día (1963).
Valses y otras falsas confesiones (1972).
Canto villano (1978).
Ejercicios materiales (1993).
El libro de barro (1993).
Donde todo termina abre las alas: poesía reunida (2001).